Desde que se implementó, en 2008 el Programa Nacional de Orquestas y Coros, para alumnos primarios y secundarios de todo el país, alrededor de 15.000 chicos están participando en 70 conjuntos musicales y 60 coros estudiantiles, según el Ministerio de Educación. La iniciativa, en particular, ha convocado a niños y adolescentes de barrios humildes a los que les resultaba difícil acceder a un instrumento o participar en un coro debido a sus escasos recursos. Además, muchos alumnos han mejorado el rendimiento escolar al aumentar su concentración ya que cuando tocan deben estar atentos a una partitura y a las indicaciones que se les imparten.
También este programa mantiene a los chicos estrechamente ligados a la escuela, donde ensayan en horario a contraturno y van cuatro horas los sábados para avanzar en las prácticas musicales. Pero también el hecho de aprender a tocar un instrumento hizo que numerosos chicos que habían dejado la escuela vuelvan a retomar los estudios gracias al incentivo de la orquesta o el coro, es decir el programa funciona como una herramienta de inclusión educativa y social, de acuerdo a la experiencia.
El factor de incorporación y retención se manifiesta más en la escuela media, el nivel de enseñanza que sufre mayor abandono y deserción temprana. Por ello las orquestas se van conformando en las poblaciones con mayores necesidades. El programa se complementa con un Centro Nacional de Lutería para el arreglo de instrumentos de cuerda -también provistos por la escuela-, que ofrece a los chicos una formación en este arte vinculado a la música y, en consecuencia, tienen una salida laboral en una especialidad que no es común.