La malnutrición, asociada a la pobreza, incluye todas las formas clínicas de desnutrición, sobrepeso y obesidad, una situación que en Argentina tiene alta prevalencia infantil que se manifiesta por déficit de talla o retraso del crecimiento, consecuencia de una grave desnutrición.
Las políticas sociales deben cubrir prioritariamente al niño en sus primeros años de vida, un período clave y dinámico en el proceso de crecimiento, precisamente el de mayor vulnerabilidad y sin de difícil recuperación. El déficit del estado nutricional infantil está asociado a múltiples factores del ambiente en el que el niño vive desde su concepción.
En esta etapa crítica ha basado su ardua labor asistencial el Dr. Abel Albino, una autoridad en pediatría reconocida en todo el mundo por su extensa tarea al frente de la Fundación Conin (Cooperadora de la Nutrición Infantil),creada en Mendoza en 1993. El proyecto creció desde entonces y se extendió a 15 provincias -en San Juan ya da los primeros pasos- y se exportó a Perú, Guatemala, Gambia y Mozambique.
El Dr. Albino estudió también Biología Molecular en la Universidad de Navarra, España, y lo impulsó hacia la niñez la profunda tristeza de ver la brecha entre Europa y la Argentina, con países tan pequeños y poderosos, frente al nuestro, infinitamente más rico, pero con áreas empobrecidas por la inequidad social. Lo motivó la única debilidad mental que se puede prevenir y revertir y creada por el hombre: la debilidad mental del desnutrido.
El exitoso modelo de Conin se basa en el abordaje integral del problema social que da origen a la extrema pobreza y su consecuencia directa, la desnutrición. La eficacia del método radica en el accionar sobre las causas, ya que actúa más allá de los parches asistenciales que sólo atienden casos de urgencia. Y la fundación de Albino sería extremadamente exitosa si no fuese por las continuas trabas que pone el propio Gobierno nacional.
Bastó que Conin recibiera ayuda de un programa periodístico crítico al oficialismo; que le refutara a la presidenta el informe en la FAO del 5% de pobreza, y que dos ministros dijeran que contar pobres es estigmatizarlos, o que en Alemania hay muchos más, mientras Albino conoce la miseria desde adentro, para que este prestigioso médico sea objeto de una aberrante campaña de descrédito.
