El caso de Víctor Hourquebie, el sanjuanino de 36 años que pesaba 350 kg y falleció como consecuencia de la obesidad mórbida que padecía, ha conmocionado no sólo en nuestra provincia sino tuvo repercusiones en el ámbito nacional debido a la crueldad de una enfermedad que no ocupa un lugar prioritario. El hecho que la familia llamara la atención del problema a través de la publicación de este diario, cuando la crisis se desbordaba, indica la desprotección cuando no discriminación con los obesos en nuestro país.
No es tampoco una situación atípica, ya que Argentina, con un 37,4% de hombres obesos, ocupa el segundo lugar en el ranking mundial de obesidad masculina que lidera Estados Unidos con 44,2%, según una última referencia internacional.
También la gordura extrema causa problemas discriminatorios en diferentes lugares, como esta semana en Brasil, donde un profesor de química de 21 años, recién graduado, no pudo asumir un cargo ganado por concurso en San Pablo, por pesar 132 kg y medir 1,74m. Las autoridades médicas paulistas se basaron en los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que considera obesidad mórbida un índice de masa corporal superior a 40, que mide la relación entre el peso y el tamaño del individuo. En condiciones normales, la variación va desde 18,5 a 24,9 y superior a 25 la persona ya es considerada con sobrepeso.
Si bien el sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo con 2,8 millones de muertos al año, de acuerdo a la OMS, la enfermedad puede ser contenida y el individuo desarrollar plenamente sus capacidades físicas e intelectuales. Pero la pronta atención resulta vital.
