Luego de la confrontación pública entre Elisa Carrió y Margarita Stolbizer por sus divergencias frente al diálogo político, la Mesa Nacional de la Coalición Cívica (CC) salió a respaldar a la primera.

Hace más de un mes y medio ambas dirigentes hacían juntas la campaña electoral como las caras visibles de la CC, luego devino su pelea por la negativa de Carrió a dialogar con el oficialismo y la decisión de Stolbizer de ir a la Casa Rosada. Si bien la líder de Generación para un Encuentro Nacional (GEN) trató de poner paños fríos a la discusión con su aliada, la mesa nacional de la CC acompañó la postura de la fundadora del ARI. Esto es sólo una muestra de cómo se encuentra la oposición política en nuestro país. En el fondo, falta grandeza para dejar de lado los personalismos y trabajar por el bien común que es el fin de toda actividad política generadora de esperanza.

La comedia "El avaro" del dramaturgo francés Molière, fue escrita en 1667 y es una de sus obras maestras. En ella se analiza un defecto común y peligroso: la avaricia, y asegura que "todos los hombres dicen más o menos lo mismo, pero sólo sus acciones permiten ver en qué difieren". La imagen que brinda hoy la oposición es de lamentable avaricia como expresión de un asfixiante egoísmo.

La campaña de las elecciones del 28 de junio pasado estuvo signada por una carencia de ideas. Se espera que ahora se comiencen a ver los hechos que dejen de lado la retórica, aunque este anhelo de la ciudadanía aún no ha sido demostrado por los dirigentes partidarios. El presidente de Coninagro, Carlos Garetto observó que "el Gobierno no se dio cuenta de que perdió las elecciones, pero la oposición tampoco se dio cuenta de que las ganó".

El país necesita un acuerdo entre opositores que se cierre en torno a un repertorio de medidas imperiosas para el corto plazo y otro insoslayable para los plazos mediano y largo, a fin de asegurar su rumbo en los próximos diez años. La Argentina se encuentra desfigurada por el 40% de pobreza, por una tasa de desempleo que creció más en los sectores más pobres, por la inseguridad que no baja, y por una crisis educativa que no parece revertirse. Se requiere pues un acuerdo programático mayor por parte de quienes habrán de liderar la vida parlamentaria. Sólo así el futuro dejará de ser un agravamiento aún más profundo de lo que hoy ocurre.

La ciudadanía ha votado contra la fragmentación: esto debería entenderlo la oposición, y mostrar una grandeza republicana con amplitud de miras y sin mayores retrasos.