Hace poco, un virus en China amenazó con expandirse llevando a la muerte a millones de personas en todo el mundo. La conmoción llevó a los gobiernos a tomar drásticas medidas que aún hoy subsisten. 

Para disminuir la "curva de contagios del coronavirus" se decidió el confinamiento casi total de la población. El virus, decían, "no busca a la gente, es la gente la que busca al virus": Aislarse, lavarse las manos, usar barbijo, mantener una distancia de dos metros, fueron los consejos para evitar el contagio hasta que llegaran las vacunas. Pero ahora sabemos que, en el ámbito económico, fue el coronavirus el que sí buscó a la gente. El impacto en las empresas es gigantesco con repercusiones impredecibles para el futuro. En este caso, cómo "aplanar la curva de contagios" nunca fue clara y no pareciera haber consejos sencillos para evitar que sigan creciendo sus nefastas consecuencias. Habría que hablar de una "manada de cisnes negros". 

Ahora sabemos que, en el ámbito económico, fue el coronavirus el que sí buscó a la gente. 

Por eso es importante tomar cuanto antes algunas decisiones.

 

  1. – Anticipar el futuro: Si es la visión del futuro la que determina nuestras acciones y crean nuestro presente, no cabe dudas que, lo que está sucediendo, nos obligará a replantear esas imágenes. Lo volátil, imprevisible, complejo y ambiguo de este tiempo (mundo VICA), son las condiciones para repensar un mundo muy distinto después de la pandemia. Sólo el coraje y la firme decisión de estar dispuestos al cambio y la innovación es lo que permitirá anticipar el futuro y prepararnos para sobrevivir en él. Hay que trabajar en el fortalecimiento del negocio actual pero invertir en el próximo.
  2. – Nuevos aprendizajes: Quienes veníamos aplicando conceptos tradicionales en la gestión (modelos de calidad, planeamientos estratégicos, políticas de RRHH, etc.), sentimos que ya no serán tan efectivos como en otras épocas. Enfrentamos un tiempo con un nuevo paradigma donde más importante que lo que uno sabe o conoce, es lo que es capaz de aprender. Esto ya nos decía el principio de learnability: debemos aprender a aprender y durante toda la vida. ¡Ahora más que nunca!
  3. Transformación digital: El cambio comenzó y será cada vez más rápido. Las empresas que nacieron digitales están unos pasos adelante del resto, no sólo por la incorporación de tecnología a sus negocios, sino porque culturalmente son empresas pensadas para el cambio. Transformar una empresa en digital es un proceso constante pues nacen tecnologías nuevas y mejores a diario pero todos los maratones se corren de un paso a la vez. Las barreras son principalmente mentales. No podemos dejar que nuestras empresas se vuelvan obsoletas. Dar un paso a la vez, al propio ritmo, pero no dejemos de correr.

En conclusión, no es fácil renunciar a gran parte de lo que conocemos, tenemos y merecemos, pero es más probable que las respuestas a todos los interrogantes que enfrentamos en el mundo económico y particularmente en las empresas, vengan más de un nuevo liderazgo con visión de futuro, que de las prácticas que veníamos aplicando hasta ahora para lograr buenos resultados.

 

Por Gustavo Mangisch
Director de Innovación y Calidad en Educación del Espacio Excelencia y de la Maestría en Nuevas Tecnologías (UCCuyo) y Máximo Crespo, Socio de HRC.