Entre boquetes y piquetes el 2011 ha nacido convulsionado. Los más audaces ya hablan de "La patria piquetera''.Y quizás quienes usamos la memoria recordaremos otras denominaciones al calor mismo de la historia: "La patria financiera'', "La patria sindical'', que están muy lejos de la "patria chica'' y de todo sentimiento patriótico vinculado al crecimiento y desarrollo de nuestras verdaderas raíces.

La patria piquetera penetra en una realidad producto de la rebeldía social de unos pocos contra los contribuyentes y ciudadanos; contra obreros y trabajadores que van ha cumplir diariamente su trabajo como fuente de bendición para los hogares argentinos. En esta oportunidad se añadieron a los cortes tradicionales otros grupos minoritarios que a modo de barrera humana impidieron a los turistas llegar al mar. Se trataba nada menos que los denominados "guardavidas'' quienes en una rara expresión huelguista hicieron oír su voz de protesta para un reclamo salarial que pudo solucionarse con un diálogo constructivo.

Siempre el hombre tiene una lucha reivindicatoría pero este sistema irritante y frecuente no crea la cultura del trabajo si fomenta la del ocio y la inercia que termina en el vandalismo, la destrucción y pretende un llamado de atención permanente para lograr siempre sus objetivos que no es otro que el del asistencialismo arbitrario.

Quienes hacemos de la vida un camino de corrección y queremos hacer nuestros propios derechos no debemos dar aliento a la patria piquetera, tenemos que pensar alternativas porque esto no siga ocurriendo, de tal manera de restablecer el orden que el país parece perder irremediablemente.