En 2010, a través de la ley 26.539 se cambió la estructura impositiva y se benefició la industria electrónica de Tierra del Fuego. La respuesta del sector fueron inversiones por 120 millones de dólares, generando 2.100 puestos de trabajo; la producción de monitores de LCD se multiplicó por 100, la de televisores y reproductores de DVD se duplicó y creció más de 1.000% la de celulares. La evolución de teléfonos móviles fue de más de 400.000 unidades en 2009 a 5,5 millones en 2010, y un estimado de 8 millones para el presente año. Los números positivos se repiten en prácticamente todos los productos de tecnología que salen de la isla.

Pero parece que nadie previó la logística exigida por esta actividad: se duplicó casi la mitad de los barcos que llegan desde Buenos Aires al puerto de Ushuaia, que ya no da abasto; los depósitos fiscales desbordan de contenedores, los camiones para recorrer los 200 kilómetros a Río Grande, donde están radicadas la mayoría de las plantas de ensamble, no son suficientes, el clima no ayuda y la sumatoria de todos estos factores provoca un retardo de la cadena logística que genera demoras en las líneas de producción de hasta 30 días.

Al puerto de Ushuaia llegan en buques chicos que reciben carga de transbordo en Buenos Aires, contenedores con insumos provenientes de Asia, salvo los materiales para la industria celular, que llegan por vía aérea. Pero el único muelle de 1.200 metros debe repartirse entre los cruceros, que tienen prioridad, los pesqueros y ahora los portacontenedores que, en total, llevan y traen alrededor de 20.000 contenedores de 40 pies por año. El puerto de Ushuaia ha experimentado un crecimiento extraordinario: en 1992 no eran más de 30 empresas, entre marítimas, de despacho aduanero y de transporte terrestre, las que trabajaban en suelo fueguino, mientras que hoy se cuentan más de 350. Todo proyecto exige previsión, algo que parece no haberse considerado aquí. Los barcos que llegan deben esperar 20 días para bajar los insumos.

Con estos antecedentes resulta dificultoso que las empresas inviertan, aún cuando haya leyes que promocionen la radicación industrial y peor todavía, la dependencia de Chile que tiene el transporte terrestre, con los graves bloqueos de piquetes que inmovilizan a centenares de vehículos en estos días.