El Gobierno nacional ha resuelto separarse de la sociedad propietaria de la señal televisiva multiestatal Telesur, integrada por Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Uruguay y nuestro país, hasta el mes pasado, por haberse desvirtuado la línea editorial para la cual fue creada. La decisión argentina es acertada porque representaba un gasto para el Estado sin ninguna intervención en contenidos ni contraprestación en la producción informativa.
El canal, creado en 2005, transmite desde Caracas y es manejado por el presidente venezolano Nicolás Maduro a través de un directorio presidido por la activista bolivariana Patricia Villegas, siguiendo los lineamientos políticos que llevaron a la clausura de los medios independientes de ese país. Recordemos la clausura de Radio Caracas Televisión (RCTV), cerrada en 2007 por el entonces presidente Hugo Chávez, un caso que ha merecido la condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
También Telesur hizo una tenaz defensa del derrocado régimen de Muamar Kadafi, en Libia y fue difusora de la alianza de Venezuela con el régimen iraní de Mahmud Ahmadineyad y con las FARC de Colombia, contenidos nunca consensuados con el resto de las naciones involucradas en el mantenimiento del canal. La señal televisiva de los regímenes populistas sudamericanos tenía prioridad en las grillas de programación dentro de la plataforma de los medios kirchneristas. Ahora este gasto estatal quedó liberado y los seguidores de Telesur podrán tenerlo en Internet o por cableoperadores en forma gratuita, sin que los contribuyentes argentinos se hagan cargo de esta nefasta propaganda de la izquierda combativa.