Valenzuela, un profesor de la Universidad de Georgetown nacido en Chile, designado en noviembre de 2009 tras una larga lucha por su ratificación en el Senado, ha anunciado que dejará su cargo para regresar a la vida académica. El funcionario había sido blanco de duras críticas de los republicanos en el Congreso. Su súbita partida ha desencadenado un debate acerca de si debe ser reemplazado por un diplomático de carrera, con más experiencia y mejores posibilidades de ser confirmado por el Senado, u otro político, como Valenzuela, que estará más cerca de la Secretaria de Estado y de la Casa Blanca.

Entre los diplomáticos de carrera, los nombres que más circulan como posibles sucesores de Valenzuela son los embajadores William Brownfield y Anne W. Patterson. Brownfield es el jefe de la Oficina Internacional de Narcóticos del Departamento de Estado, y fue embajador en Colombia, Venezuela y Chile. Patterson fue embajadora en Pakistán, interina ante la ONU, y también embajadora en Colombia y El Salvador, además de vice-encargada de asuntos latinoamericanos en la década de 1990.

Pero el problema es que Brownfield fue nombrado hace apenas cuatro meses en la Oficina Internacional de Narcóticos y tiene el mismo rango de Valenzuela en el Departamento de Estado. Sacarlo de allí sería inconveniente para la política

antidrogas y la embajadora Patterson está entre los funcionarios más importantes a cargo de las relaciones con Egipto, donde sería designada embajadora, una prioridad de la política exterior. No será fácil sacar a ninguno de los cargos actuales, dicen fuentes diplomáticas. Otros funcionarios de carrera que se mencionan son la embajadora en Tailandia, Christy Kenney (esposa de Brownfield), ex embajadora en Ecuador y también destacada en Argentina y en Jamaica; Roberta S. Jacobson, la actual vice-encargada de Asuntos Latinoamericanos, y el actual embajador en Colombia, Michael McKinley.

Otros posibles candidatos son el ex asesor de asuntos latinoamericanos Nelson Cunningham, y el actual subsecretario de Comercio, Francisco Sánchez, pero no estarían interesados.

Los partidarios de designar a un funcionario político argumentan que algunos de los temas críticos -como los acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá, que no han sido ratificados por el Congreso- requieren la designación de alguien con buenas conexiones políticas en Washington, mas que con gran conocimiento de la región. Y quienes proponen un funcionario de carrera dicen que Obama debería evitar otra lucha con el Congreso, como la que enfrentó para lograr la confirmación de Valenzuela hace dos años. Ahora, con mayor representación republicana en el Congreso, los senadores de línea dura se sentirán aun más envalentonados para trabar la nominación de un demócrata de centro-izquierda.

Mi opinión: si no hay sorpresas, lo más probable que Valenzuela sea reemplazado por un funcionario de carrera del Departamento de Estado -el que más suena es Brownfield- porque el gobierno de Obama necesitará que el funcionario que ocupe la silla de Valenzuela sea confirmado por el Senado lo más pronto posible, para poder iniciar los preparativos para la Cumbre de las Américas que se celebrará en Cartagena, Colombia, en abril de 2012.