El dron utilizado por EEUU en el atentado contra el lider iraní Qassem Solemaini.

Qassem Solemaini, el más importante general iraní, fue asesinado por orden de la administración Trump, lo que hace suponer que la violencia en Medio Oriente y en el resto del mundo recrudecerá pronto, sobre todo porque el ayatolá Khameini se comprometió a vengar su muerte. 

Además de los efectos obvios que tendrá para la geopolítica mundial, aún difíciles de mensurar, uno de los datos importantes de este ataque es que, como viene ocurriendo en los últimos años, no fue llevado a cabo por personas de carne y hueso sino por drones.

No sabemos aún si se trató de drones comandados directamente por humanos -lo más probable, dado el estado actual de la tecnología- o, lo que es más preocupante, si fueron drones programados con inteligencia artificial (capaces de tomar decisiones por sí mismos, con diversos grados de autonomía).

Lo que sí sabemos es que las guerras del presente ya son muy diferentes de lo que acostumbraron ser en la historia de la humanidad. Y no es aventurado pensar que en un futuro lo serán aún más. Y no hablamos de siglos ni de décadas: hablamos de los próximos años. 

Los drones en el escenario militar internacional: Aunque ahora los drones se utilizan para casi cualquier cosa y están disponibles en versiones comerciales accesibles, originalmente el propósito de estas naves no tripuladas, manejadas remotamente, fue militar.

La tecnología, desde entonces, fue avanzando mucho y actualmente hay varios miles de drones militares distribuidos por todo el mundo, mayoritariamente utilizados para vigilancia y defensa.

Los especialistas del grupo de información Jane’s, una empresa internacional de publicaciones focalizada en temas militares, aeroespaciales y medios de transporte, creen que en los próximos diez años se estarán operando más de 80 mil drones de vigilancia y más de 20 mil drones de ataque, a pesar de que parecen, por ahora, bastante costosos: el precio arranca en los 15 millones de dólares por unidad. 

Así y todo, el precio no parece ser un gran problema si se lo compara con lo que costaría renovar una flota de barcos o aviones militares.

La tecnología está en funcionamiento y gobiernos de diversos países se enorgullecen de mostrar su eficacia. En un video difundido por el propio Ministerio de Defensa de Turquía, por ejemplo, se muestra cómo un dron reconoce a combatientes kurdos emergiendo de un túnel y cargando municiones en un camión en Siria y da el aviso a un avión F-16, que ataca unos pocos segundos después. Por supuesto que los turcos no son los únicos que emplean drones con fines militares: ya ha habido ataques con drones por parte de EEUU (en, por ejemplo, el asesinato del líder del Estado Islámico en Afganistán), el grupo palestino Hamas y, famosamente, los rebeldes hutíes de Yemen.

Pero a pesar de que los drones comandados remotamente constituyen en sí mismos una novedad desde el punto de vista militar, la gran innovación en la tecnología armamentística provendrá, sin dudas, del uso de inteligencia artificial.

Un dron programado es capaz de percibir su propio entorno, de aprender de las decisiones que toma y de ir modificándolas de manera tal que las acciones que lleva a cabo maximicen sus posibilidades de éxito.

La más conocida de estas armas es Harpy, fabricado por la principal industria aeronáutica de Israel. Se trata de un dron armado que sobrevuela y patrulla áreas muy grandes, detecta señales de radares enemigos y se "inmola” chocando contra la fuente de donde salen esas señales, destruyéndose a sí mismo y a su objetivo.

 

Por Nicolas Olszevicki
Fuente Filo News