Si bien en algunos países de Europa crece la tendencia a la no vacunación para prevenir enfermedades, en la Argentina ya se vacuna al 95 por ciento de los menores de un año. Según el Ministerio de Salud de la Nación, 750.000 bebés recién nacidos son vacunados por año en nuestro país. Sin embargo, hay padres que eligen no hacerlo.
Para la gran mayoría de la comunidad científica, las vacunas son fundamentales, han salvado muchísimas vidas y no representan un riesgo mayor al de la enfermedad. Después del agua potable, no ha habido ningún elemento que haya permitido controlar la morbilidad y mortalidad en la población como las vacunas. Cuando se fabrica una vacuna se hace frente a enfermedades, y el concepto es que la enfermedad siempre es peor que la vacuna, porque ésta es un elemento atenuado de la enfermedad.
El último caso de un chico que no ha sido vacunado por sus padres es el de un niño nacido en 2009, cuyos padres han sido obligados a vacunarlo por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en virtud de que, de no hacerlo, pondrían "en riesgo la salud de toda la comunidad”. Este fallo viene a poner fin a una situación que databa de 2010, cuando los padres del niño habían apelado una decisión en el mismo sentido dictada por la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, que obligaba a aplicar las dosis "bajo apercibimiento de proceder a la vacunación en forma compulsiva y sin perjuicio de usar la fuerza pública”.
El artículo 19 de la Constitución Nacional, establece que las acciones privadas que no ofendan el orden y la moral pública ni perjudiquen a terceros están exentas de la autoridad de los magistrados. Precisamente en este último argumento basó la Corte su fallo, porque la no vacunación afecta los intereses de terceros, en tanto pone en riesgo la salud de toda la comunidad y compromete la eficacia del régimen de vacunaciones oficial, por lo que no puede considerarse como una de las acciones privadas del artículo 19.
Sería de desear que tanto las familias como el Estado nacional, los estados provinciales y los municipales, además de hacer cumplir como corresponde con el Calendario Nacional de Vacunación, inculquen mediante la educación, a través de la escuela y para todos, no sólo la noción de prevención de la salud, sino la de bien común, que tanto nos cuesta recuperar como sociedad a los argentinos en estos temas.