A pesar de las repercusiones públicas, por tratarse de agresiones violentas entre chicos, los casos de acoso escolar han seguido creciendo en el país no obstante la intervención de las autoridades educativas con recomendaciones a los docentes para controlar la convivencia en las aulas, cuya efectividad se pone en duda ante la continuidad de los hechos.

En San Juan se reflejan los índices nacionales de agresiones entre compañeros, con un crecimiento en la Argentina del 41% en septiembre con respecto al mismo mes de 2013, según las denuncias obrantes en la Justicia y los diferentes ministerios de Educación del país, recogidas en un informe de la ONG "Bullying sin Fronteras”. Los últimos registros en nuestra provincia son de una alumna de 14 años, golpeada hasta el desmayo a la salida de una escuela de Rawson. Las agresoras, de otro curso, la sorprendieron mientras esperaba el colectivo y la golpearon en el suelo provocándole politraumatismos graves.

Ayer se conoció otro episodio violento, esta vez en la Escuela Francisco Narciso Laprida, con en chico de 12 años a quien un compañero lo viene acosando desde hace tiempo pero ahora lo amenazó con un elemento cortante e intenciones de ahorcarlo, dijo la madre. Como en todos los casos, las escuelas simplemente reubican a víctimas, pero sin ninguna seguridad para impedir las agresiones que siguen en recreos, baños o a la salida de clase.

Argentina es el tercer país de Latinoamérica en el que más ataques sufren los escolares, por detrás de México -que es el primero en el mundo- y Colombia. Sólo en lo que va de año, ya se han identificado casi 1000 casos de bullying en nuestro país, mientras que en todo 2013 hubo 822, lo que demuestra que esta práctica se está extendiendo, en particular en la Ciudad de Buenos Aires y el cinturón metropolitano, Rosario y Córdoba, según la ONG, a la vez de revelar que no hay un patrón ni un perfil definido, por lo que cada vez se producen más agresiones y cualquier chico puede ser víctima de ellas.

De no adoptarse medidas urgentes no debería sorprender si ocurre otro hecho como el que costó la vida a Naira Cofreces, la adolescente de 17 años que murió asesinada por sus compañeras en Junín, convirtiéndose en el primer caso de homicidio por bullying en América latina.