Transcurrieron 76 años del terremoto del 15 de enero de 1944 y las historias de vida de algunos sobrevivientes o sus descendencias aún no se cierran. Esto es en cuanto al paradero o destino de muchas personas que fueron llevadas a otros lares o más precisamente, en el caso de niños o púberes -los tristemente niños huérfanos- cuyo destino fue principalmente Buenos Aires. Suele ocurrir que los documentos nos dan pistas acerca de ellos, pero es sobre todo la tradición oral u oralidad la que puede auxiliarnos. La comunicación entre las personas estuvo presente desde los comienzos de la Historia. Como expresa el antropólogo-lingüista Walter Ong "con la oralidad nacemos todos los seres humanos; con la tecnología de la escritura no nace nadie". Acerca del tema que hacíamos mención, hace unos días la docente, Alicia Villalba aportó desinteresadamente una historia emotiva, para otros también puede llegar a ser esclarecedora, esta crónica fue aludida en parte en este diario, en ocasión del 67º aniversario de la tragedia. Alicia buscó en DIARIO DE CUYO un periodista, para dar a conocer, su aporte -una nueva fuente histórica- y de ahí quien escribe se puso en contacto con ella. Cuenta que es sanjuanina, del departamento Rivadavia, y fue docente durante 30 años de Nivel Inicial en un colegio en la provincia de Buenos Aires, situado en Presidente Derqui (Partido de Pilar). Dicho colegio cuyo nombre es Congregación de las Hijas de Santa Ana, contó con su vocación por la enseñanza. Esta institución tiene una larga historia, fue creada por la Madre Rosa Gattorno en Italia. En Argentina su inicio se relaciona (año 1923) cuando el sacerdote Núñez de Mendoza, director de la Junta Arquidiocesana de Catequesis, solicitó al entonces Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Santiago Copello, utilizar un predio de la localidad de Derqui como colonia de vacaciones para niños. A posterior las Hermanas de Santa Ana se hicieron cargo de esta colonia. Luego esta institución daría lugar a sendos colegios primario y secundario. Providencialmente en el año 1944 la Colonia de Vacaciones pasó a ser Hogar de Niñas. Es cuando se inició para las monjas una época de reformas, arreglos, poner orden y limpieza. A esta tarea se consagraron con empeño la maestra Pascualina Bimboni y un grupo de postulantes y novicias. No pasó mucho tiempo y sucedió algo que revolucionó este resguardo. Fue cuando las hermanas abrieron sus puertas y su corazón a un grupo aproximado de 30 niñas sanjuaninas, que habían quedado totalmente desamparadas luego de la catástrofe. Allí se comenzó una nueva etapa de vida para ellas. Fueron educadas formalmente y además aprendieron oficios en talleres laborales. Retomando a nuestra fuente, Alicia Villalba, cuenta que personalmente buscó documentación acerca del nombre de estas niñas, qué hicieron luego, cuál fue su destino, pero lamentablemente hasta el presente no encontró nada. Los archivos y anotaciones pertinentes posiblemente se perdieron por las obras de edificación o restructuración. Si viviera alguna de estas niñas, hoy tendría aproximadamente 90 años, pero posiblemente habrá descendencia o familiares, pues seguramente varias de ellas regresaran a su provincia natal. Es factible, a través de esta cronología de hechos, cerrar la historia, como también sería importante que el Gobierno de San Juan hiciera un reconocimiento en agradecimiento a esta filantrópica institución.

Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado.
Magister en Historia