Asombrados, y hasta desconcertados, estamos en presencia de algo que se parece más a una obra teatral dramática que a la realidad. Me refiero al presente, a los acontecimientos que se desarrollan en buena parte del mundo.

Europa está más dividida que antes y se enfrenta a varios desafíos, tales como la quiebra económica de algunos países, una moneda inestable, el crecimiento imparable de la xenofobia y la ultraderecha y la toma de Europa por parte de islámicos extremistas, quienes dijeron que la iban a conquistar con los vientres de sus mujeres para obtener mayorías y aplicar su ortodoxia. El dejarse estar de los gobiernos europeos lo está haciendo posible.

En EEUU llegó a la presidencia Donald Trump, un individuo impredecible, inexperto en política, xenófobo, misógino, antidemocrático, triunfando a pesar de haber obtenido menos votos que su principal contrincante. Esto muestra una grave falla en esa sociedad. Y esto sucedió en el que se considera uno de los países más democráticos del mundo.

Y mientras las leyes no se modifiquen para posibilitar los cambios que se necesitan; que las ideas lúcidas estén en manos de algunos y las decisiones en manos de otros, tendremos problemas. ¿Quiénes son esos otros? Personas corruptas que forman grupos de poder, estableciendo verdaderas castas privilegiadas para su propio beneficio.

Estas situaciones nos hacen creer que muchos de los llamados gobiernos democráticos actuales se han agotado, distorsionado, ya no cumplen con sus fines. Como reacción, hay casos en que los ciudadanos terminan votando más por indignación que por convicción.

Umberto Eco lo plantea duramente diciendo que los partidos políticos "son ahora taxis a los que se suben un cabecilla o un capo mafioso que controlan votos, seleccionados con descaro según las oportunidades que ofrecen, y esto hace que la actitud hacia los tránsfugas sea incluso de comprensión y no ya de escándalo". ("De la estupidez a la locura", Lumen, 2016).

¿Qué ha sucedido? Una explicación posible la encontramos en el concepto de "La sociedad líquida" del filósofo Zygmunt Bauman. ¿En qué consiste esta visión del mundo? En el siglo XXI nos encontramos con una serie de señales nada alentadoras. Algunas son: las crisis de los Estados, muchos dominados por entidades supranacionales; las crisis de las ideologías y de los partidos; desprestigio de la Justicia; individualismo desenfrenado que convierte en precarias nuestras relaciones personales;
consumismo enfermizo; en definitiva, sociedades sin puntos de referencia, todo lo cual se disuelve en una especie de liquidez, al igual que líquidos informes que se transforman continuamente, al contrario de los sólidos que conservan su forma y persisten en el tiempo.

Esta es la sociedad líquida en la que, según esos autores, estamos inmersos ahora, en un trayecto del pasado a un presente todavía sin nombre.

Dice Eco al respecto: "¿Hay algo que pueda sustituir esta licuación? Todavía no lo sabemos, y este interregno durará bastante tiempo".

(*) Arquitecto. Prof. de la UNSJ. Especialista en Docencia Universitaria. Diplomado en Conducción EmpresarialDavid Schabelman (*)