El Poder Ejecutivo nacional tiene en su poder 158 ternas para nombrar jueces nacionales y federales, y debido a que la presidenta no elige a sus candidatos, los procesos de designación están frenados. En teoría, no hay motivos para semejante demora, que perturba el normal funcionamiento de la Justicia. Mientras tanto, más del 20% de los juzgados están vacantes, a cargo de jueces vecinos o subrogantes, que muchas veces son aspirantes a jueces a la espera de ser elegidos.

El presidente de la Asociación de Magistrados sostiene que, en el mejor de los casos hay despreocupación, mientras que para la oposición, un motivo es que los subrogantes son más presionables; y otro, que el kirchnerismo ya no tiene garantizada la mayoría en el Senado de la Nación, que debe darle acuerdo a cada candidato. Es que una vez que la presidenta elige a sus candidatos, el trámite sigue en el Senado y actualmente el kirchnerismo no tiene mayoría en la Comisión de Acuerdos de la Cámara alta y sin garantías de que se vaya a avalar a sus postulantes. Una vez que el Consejo elevó la terna, la presidenta eligió a su candidato y el Senado le dio el acuerdo, un decreto presidencial pone al nuevo juez en funciones.

Durante 2010, sólo seis magistrados cumplieron este proceso y fueron designados. Es el número más bajo de la última década. Sólo por renuncia, se fueron 30 jueces. En total hay 203 vacantes por cubrir, una cifra que casi no ha variado en los últimos años. En materia de subrogancias, la Casa Rosada también está en deuda. En 2007, la Corte advirtió que los subrogantes que nombraba el Consejo eran inconstitucionales y que en un año debía establecerse por ley un nuevo sistema para nombrar suplentes. El Congreso sancionó la ley: estableció que los nuevos interinos iban a ser o bien un juez vecino o quien eligiera el Senado de una lista que debía enviarle el Gobierno. Pasaron dos años y medio, y Cristina Fernández nunca mandó su lista.

En la última Conferencia de Jueces, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, dijo que "lo primero para hablar de una Justicia independiente es que haya jueces", que no se puede demorar dos años en cubrir las vacantes y que la perjudicada es la ciudadanía.

La Justicia exige probidad, independencia y celeridad; de lo contrario su fragilidad contribuye a la inseguridad creciente.