La famosa enfermedad llamada "Mal de Chagas-Mazza”, representa para gran parte de Latinoamérica un flagelo desde hace muchos años, por lo que recordar esta pandemia es también un homenaje a aquellos hombres que fueron sus descubridores y combatientes.
Uno de ellos fue el brasileño Dr. Carlos Chagas, quien había detectado en 1909, una enfermedad que afectaba seriamente a los habitantes de Minas de Gerais. Para observar mejor este parásito montó en un vagón un pequeño laboratorio, con lo que confirmó su complejidad. El descubrimiento fue de gran ayuda para la medicina del momento. El parásito fue denominado con el nombre de Schizotrypanum cruzi, en honor a su maestro Oswaido Cruz. Pero este descubrimiento no venia solo, sino que el Dr. Chagas observó que la transmisión de la enfermedad se debía a un agente transmisor, tras muchas observaciones, la duda quedó resuelta: el agente transmisor era un triatóminos (un pequeño insecto que vive en algunas zonas americanas, conocido como vinchuca) este insecto hematófago (que se alimenta de la sangre de animales y también humana), provocaba este gran problema.
La investigación de la enfermedad seguía siendo un problema que tomará como propio el médico argentino Salvador Mazza, ya que él había conocido a Chagas en 1916, y estando en Buenos Aires para 1922, decidió instalarse en la provincia de Jujuy con el fin de observar los problemas bacteriológicos. Su constante lucha fue vista por la sociedad del momento como una extrema locura, ya que su conclusión de la raíz del problema era muy claro, si quien transmite la enfermedad es la vinchuca la única solución era su extermino total, para eso se debía terminar con los ranchos de adobe y paja donde se escondían. Seguramente como les pasa a todos los adelantados y visionarios debió ser tratado como un loco. Tal vez uno de los descubrimientos de nuestro querido Mazza fue la dacrioadenitis, este síntoma que afectaba a los hombres y niños que contraían la enfermedad, el signo visible se basaba en la inflación de la glándula lagrimal o también conocido como "ojo en compota”.
Para 1942, Mazza se contactó con el Dr. Alexander Fleming, con el fin de producir penicilina para así combatir las enfermedades y de alguna forma dar alivio a la sociedad, el gobierno de turno no apoyo esta iniciativa.
El Dr. Salvador Mazza murió en Monterrey, México en 1946, de un infarto, se cree que la lucha contra la enfermedad había logrado que el quedara infectado de la misma.
Como argentinos debemos reconocer la importancia de la investigación de la medicina y de aquellos hombres que dejaron su vida por el bienestar de la sociedad, ya que su legado es la base de nuestra historia.
