En el Primer Gobierno Patrio hubo desde un principio, entre otros, dos integrantes que tuvieron destacada actuación, Cornelio Saavedra y Mariano Moreno, cuyas ideas eran diferentes. Saavedra ganó extraordinario prestigio con la organización del Regimiento de Patricios, de tan brillante comportamiento en la defensa de Buenos aires durante las invasiones inglesas.

También Saavedra encabezó el Partido Conservador, del que sus seguidores pensaban que la Revolución de Mayo significaba un simple cambio de autoridades, debiendo conservarse el régimen implantado por España. A pesar de ello el presidente de la Junta sostenía que los cambios debían efectuarse en forma paulatina, con la debida cautela y cuando las circunstancia lo fueran requiriendo. Es conocida la frase de Saavedra que dice "Hay que esperar que madure la breva".

Por su parte, Mariano Moreno era el joven de gran ilustración y talento, activo, entusiasta y enérgico, que constituyó el alma de la Junta. En efecto, desde el cargo de Secretario se destacó desde los primeros momentos por su extraordinaria actividad y sus ideas políticas bien definidas, siendo quien marcó rumbos al movimiento emancipador.

Como jefe del Partido Demócrata, propiciaba grandes cambios, entre otros reformar el sistema de gobierno, las leyes y sustituir el antiguo régimen por otro en base a la libertad e igualdad.

Las diferencias de opinión entre ambos bandos dificultó la tarea de gobierno. Al llegar a Buenos Aires los diputados del interior, en lugar de constituir un congreso general, los saavedristas sostuvieron por mayoría que dichos delegados debían incorporarse a la Junta, formando una nueva que pasó a llamarse Junta Grande.

Como Moreno afirmaba que se debía formar un congreso aparte, presentó su renuncia y abandonó sus funciones. Fue designado agente diplomático ante el gobierno de Inglaterra, se embarcó rumbo a aquel país a bordo de la fragata "La Fama". Enfermo y sometido a una difícil travesía, su vida se extinguió y su cadáver fue arrojado al mar. En los últimos momentos exclamó: "Viva mi patria aunque yo perezca". Se dice que el presidente Saavedra al enterarse de la muerte de Moreno dijo: "Se necesitaba tanta agua para apagar tanto fuego". La propagación de las ideas morenistas se vieron reflejadas en la Sociedad Patriótica, fundada por sus partidarios en Buenos Aires.