Se ha establecido que la cuenca del Riachuelo, en Buenos Aires, es uno de los cursos fluviales más contaminados del mundo, donde actualmente hay más de 3 mil fábricas instaladas y una población estimada de 5 millones de personas, de las cuales unas 2.400 familias viven en situación muy precaria a orillas del cauce.

La grave situación de este río, que nace en la localidad de Las Heras, provincia de Buenos Aires, con la unión de varios arroyos, con el nombre de río La Matanza, antes de tomar el de Riachuelo y desembocar en el río de la Plata, comenzó a ponerse de manifiesto a inicios del siglo pasado con la instalación de los primeros establecimientos industriales. Antes había sido un río con abundante flora y fauna y condiciones excepcionales para la vida humana. Actualmente, en su cauce se vierten alrededor de 88 mil m3 de desechos industriales con un alto contenido de cadmio, mercurio, níquel, plomo, cromo, arsénico, plomo, arsénico, fenoles, hidrocarburos clorados, pesticidas, detritos humanos y animales, materiales orgánicos en suspensión y detergentes. Asimismo en sus márgenes se arrojan todo tipo de residuos, lo que ha hecho que desde 2008, el número de basurales localizados haya trepado de los 141 a los 348.

A pesar que desde hace varias décadas los distintos gobiernos y grupos ambientalistas vienen considerando la necesidad de mejorar las condiciones de la zona, una de las disposiciones efectivas más enérgicas se tomó en julio de 2008, por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que dictaminó el urgente saneamiento de la cuenta. Este dictamen fue analizado hace unos días en una reunión en la que se llegó a la conclusión de que en los últimos dos años y medio la situación ha empeorado.

Resulta inadmisible que tratándose del río que pasa por la zona más densamente poblada del país, ni el gobierno, ni las agrupaciones ambientalistas o algunos políticos, como Pino Solana -que cuestionan duramente condiciones ambientales en todo el territorio nacional- no puedan apoyar lo dispuesto por el máximo tribunal de justicia de la Nación y promover las mejoras.

Es curioso que la obra de saneamiento con más promesas de realización en la historia argentina, como la de los mil días de María Julia Alzogaray, o los informes técnicos de Macri y Scioli para limpiar la cuenca, no llegue a concretarse, dejando a todos los argentinos con una sensación extraña, en medio de tantos presupuestos millonarios que se anuncian y después desaparecen.

Se debería tener en cuenta, el ejemplo de la ciudad brasileña de Sao Paulo con el tratamiento que le dio al río Tieté, que es el equivalente al Riachuelo porteño, dejándolo en óptimas condiciones.