Con el liderazgo de estadista del mundo, el papa Francisco hizo un fuerte llamado a la paz en Medio Oriente, en su primera escala de la visita que inició el sábado último a Tierra Santa. Como era de prever, aunque los medios del Vaticano no lo consignaron en los anuncios previos a la gira, el jefe de la Iglesia incursionó en el terreno político y diplomático, en la búsqueda de frenar los desencuentros y las escaladas bélicas.

Al llegar a Jordania, primera escala de su peregrinación de tres que termina hoy en Israel, Francisco hizo un fuerte llamado a la paz en la región, reclamando una salida pacífica a la guerra civil de Siria y abogó para que se llegue a una "solución justa” en el histórico conflicto que enfrenta a israelíes y palestinos. Al dirigirse a la multitud que lo aclamaba en la capital de Jordania y ante el rey Abdalá II, el pontífice argentino consideró que es necesario y urgente encontrar una solución pacífica a la crisis siria, además de una justa solución al conflicto entre israelíes y palestinos, a la vez que agradeció a las autoridades jordanas por su contribución a la paz y por la recepción de refugiados palestinos, iraquíes y especialmente sirios.

El papa Bergoglio manifestó también su profundo respeto y consideración a la comunidad musulmana y expresó su reconocimiento por el liderazgo que el rey asumió para promover un entendimiento adecuado de las virtudes proclamadas por el Islam y la serena convivencia entre los fieles de las diversas religiones. Pero también recordó que la libertad religiosa es un derecho humano fundamental y por ello espera que sea tenido en gran consideración no sólo en Medio Oriente sino en todo el mundo, por la libertad de manifestar la propia creencia, públicamente, sin persecuciones, esto en alusión a los ataques que sufren los cristianos en la región.

Era de esperar que el Papa hiciera estas exhortaciones en procura del entendimiento interreligioso frente a las intolerancias y ataques a los credos minoritarios en la zona, porque el mismo Francisco lo dijo al pisar la tierra del reino hachemí, al dejar en claro que pese realizar una peregrinación de fe, en su periplo no iba a eludir los problemas políticos de una región sacudida durante décadas por la guerra, la injusticia y las persecuciones.

Queda por conocer, con hechos concretos, las repercusiones que tendrá este peregrinaje histórico.