Este título es igual al de un tango futurista de Astor Piazzolla. Los artistas tienen esa virtud de mirar hacia adelante y anticipar fenómenos que los mortales comunes no vemos. ¿Pura inspiración? ¿Sensibilidad especial? ¿Las dos a la vez? En nuestro caso no hace falta más que afinar el olfato o acudir a la memoria histórica reciente, 19 años primero y 31 años después. Las dos terceras partes de nuestra población no necesita releer a Erik von Danniken en sus "Recuerdos del Futuro" ni a Arthur Clarke en "El Centinela" ni utilizar ese recurso psicológico llamado Déja Vu, ha puesto el cuero al calor de los incendios de los años 2001 y 1989, para aquella época ya estaban vivos y conscientes. Hay una diferencia importante: Esta vez podemos compartir la culpa con un elemento externo, la pandemia, en las veces anteriores fue solo nuestra propia torpeza. Otra diferencia es que esta vez la caída de la economía será mucho peor. Un derrumbe así trae acarreo como las piedras de la montaña, ese acarreo lo único que puede hacer es moderar sus consecuencias. Los sectores más críticos son AMBA, el Área Metropolitana de Buenos Aires que incluye CABA, la ciudad Autónoma de Buenos Aires más 40 municipios del Conurbano Bonaerense. Son 14,8 millones de personas según censo de 2010, 37% del total de habitantes del país y, lo que es más decisivo, la zona generadora del 48% de PBI de toda Argentina. Ese lugar ha sufrido una parálisis extrema luego del primer Decreto del Aislamiento Obligatorio del 20 de marzo que definió solo 24 sectores "esenciales" que podían trabajar lo cual se amplió a 59 actividades permitidas luego de las dos extensiones del período de aislamiento que terminó el 26 de abril.

El presidente Fernández acaba de informar que no cree en planes económicos.

Antes de llegar el coronavirus, cuyo primer caso se detectó el 3 de marzo, los números ya daban mal, el Estimador Mensual de Actividad Económica EMAE registraba una caída del 5,4% en el primer trimestre, es decir, abarcando solo 4 días hábiles de la primera cuarentena. A fines de abril ya habían cerrado 17.798 Pymes, Pequeñas y medianas empresas de hasta 500 trabajadores y la Cámara de Comercio Argentina certificó el cierre definitivo de 100 mil negocios. En ese mismo mes, en rigor el primero completo de cuarentena, la Industria Automotriz no produjo un solo auto por primera vez en toda su historia. La Cámara Argentina de la Mediana Empresa, CAME, informó una baja de las ventas del 52% en abril, 35% en mayo y un promedio de caída del 23,8% en el período Enero-Mayo con picos de 60% en algunos rubros. Si se excluye alimentos y farmacias, que no pararon nunca, la baja promedio subió al 45%. A su vez, FIEL indicaba que la Industria Manufacturera descendía un 19,9 % en mayo, la CECHA, Cámara que reúne a vendedores de Combustibles y Afines, informaba una baja del 47,5% en el cuatrimestre Enero-Abril, 35,3% en el mes de Mayo y 53% menos en productos premium. El sector hotelero y gastronómico no estuvo en cero porque algunos hoteles fueron tomados para aislar viajeros en cuarentena y otros viraron el modo presencial al "delivery" pero fueron sin duda los más afectados: 83% en Abril, igual en Mayo y 79% en Junio, según datos de su Federación, la FEHGRA. El desastre estadístico que faltaba lo dieron a conocer las Inmobiliarias que transaron apenas 7 compra-ventas en Abril y 881 en Mayo llegando a una baja interanual en Buenos Aires provincia del 94,7%. Si alguien dudara de estos números, el INDEC Instituto Nacional de Estadística y Censos, certificó una caída total de la economía del país del 26,4%, superando las cifras más grandes de toda la historia desde que se mide. El observatorio permanente de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina denunciaba la pérdida de empleo de 900 mil personas de la economía informal, el conjunto de oficinas de la ONU, Unicef, OMS y OIT certificaron el ingreso a la pobreza del 58,6% de los niños así como la pérdida de ingresos del 53% de los hogares, unos 3,6 millones de viviendas, el 75% en los casos de familias numerosas y el IERAL de la Fundación Mediterránea registró el 73% de baja de ventas en empresas con más de 100 empleados. La pérdida de empleos afectó a un promedio del 7% en el país (a más del desempleo que ya había y era alto) subiendo la cifra en el Norte al 10%, principalmente vendedores ambulantes, changarines, albañiles, plomeros, pintores, con baja de pedidos, reducción de horas de trabajo de quienes lo conservaron y suspensiones, a más de la falta de pago en término de todo tipo de salarios. El 31% de consultados dijo haber dejado de comprar algún alimento. Los remedios ensayados por el Estado que tomó la decisión arrebatada de separar la salud de la economía son conocidos, pequeños subsidios a quienes perdieron el trabajo y asistencia tardía y escasa para empresas con préstamos con baja tasa de interés. El Presidente acaba de informar que no cree en planes económicos, así que habrá que atenerse a la improvisación tantas veces practicada en nuestro país y rezar por una rápida y eficaz inspiración que por ahora no aparece o, si está, es desconocida. De cualquier forma, sabemos que las cosas o son arregladas por el mecánico a cargo o se arreglan solas en busca de un nuevo equilibrio. Ya aparecieron algunos síntomas previsibles, violencia callejera, asaltos, escasez de papel para imprimir billetes y desorden de precios. Por ahora se mantiene un razonable respeto institucional, aun no se pide como ocurrió antes, "que se vayan todos".