A simple vista por el horizonte de la vida el hombre descubre que "tener bien puestos los pies sobre la tierra” lo equivocan menos, porque ésa es una manera inteligente del andar sensato por el camino de su existencia. La equidistancia

desde su punto vital con el pasado le sirve para acumular y acrecentar el conocimiento, pero no siempre aprehende de la experiencia su mejor valor porque ésta requiere de la propia observación que no es sólo instintiva sino inteligente en el marco positivo que provee el sentido común. Sin la articulación congruente de estas aptitudes el pseudópodo natural del contrasentido se asentará endeble en la perspectiva por venir porque sin duda, confundirá la otra equidistancia que es donde se construye el puente idóneo con el futuro. La historia nos enseña que hubo hombres preclaros que se adelantaron a su propio tiempo y pudieron ver el mundo 50 años después, hacia delante y lo marcaron movidos por esa clarividencia, aportando no sólo la materia gris al servicio de un proyecto trascendente, sino que se valieron de la voluntad creativa y constructiva para edificar ese puente que empalme y enlace generosamente su presente con las generaciones de los hijos de nuestros hijos.

Claro, nadie es dueño del futuro para acertar exactamente con un vaticinio, pero la imaginación del hombre y la capacidad para la previsión son atributos importantes para delinear con cierta certidumbre el tiempo por venir. Ha transcurrido un tiempo precioso desde aquella idea movediza que le dio formas al anhelo de una región postergada y apabullada por el desarrollo que se tejió en torno a la metrópoli, impulsada por la vieja estrategia del Atlántico. Esa región demorada, retrasada, es nuestra región, la del ser sanjuanino que en su prodigiosa fantasía se colgó de la ilusión de tener un túnel en medio de la quimera que a veces nos despierta con un cachetón del sueño dulce de los niños.

Aquella maquetita de alguna cabeza hacedora que seguramente dormía menos, no le hizo el juego al cachetón madrugando más temprano. De pronto, todos nos dimos cuenta que habíamos madurado, no sólo por la hechura en marcha que no admite discusión, sino porque la provincia comenzaba a ser posible en su nuevo tiempo de adultez, con la fortaleza que otorga el deseo cimentado en la prueba testimonial emergente en su derredor.

Con esa fuerza renovada que contagió a unos y a otros, que recuerda aquel deslucido comité de fronteras en blanco y negro sonriendo para la foto, hoy se plasma un título apasionante: +Los 100 años dorados por venir+. Ese túnel oscuro ya tiene luces de todos los colores habidos y por imaginar que vislumbra una centuria de intercambios abierta al canal bioceánico y al mundo asiático, ávido de nuestros productos. En el camino de su viabilidad que deslumbra, se advierte con extremada certeza, que la conexión con el mundo nuevo que inspira ese polo extraordinario del crecimiento y desarrollo, está inspirando un giro tangencial del pensamiento y creatividad que presagia desde ya una perspectiva atrapante en inversores de adentro y de afuera de la región. Por la conexión indispensable con el Pacífico y su flamante camino, el sueño con visos de realidad hace predecir e imaginar el puente de relación e integración regional más importante y trascendente de todos los tiempos para las repúblicas de Chile y Argentina.

Los mercados serán los primeros beneficiados en esa comunicación que conectará fluidamente a nuestro San Juan argentino con el mundo asiático. Actualmente, más de una vez está colapsado el tráfico por distintos problemas. Con el preciado

Túnel de Agua Negra -de él estamos hablando-, llegaríamos fácilmente con nuestra gran capacidad de producción a satisfacer los requerimientos innumerables en virtud del comercio internacional, complementándose entre los

dos países limítrofes. Ya se piensa en la construcción de un encadenamiento productivo porque los barcos que van al mundo asiático vienen también con productos. A la par de este puente y su tránsito aparecerá naturalmente el

desarrollo geopolítico en torno a la región chileno-argentino. La política mundial nos favorece, por ello debemos asirnos a esa estrategia con toda nuestra infraestructura que desde ya debe irse preparando para que no nos sorprenda, ni nos pase por arriba ni nos supere. No sólo será por el negocio o el comercio, sino en la complementación cultural que es tan importante que abarque todas las facetas humanas. Están llegando los tiempos para que Argentina se desprenda del viejo sentir europeizante y Chile de su constricción norteamericana para ser más nosotros mismos. El camino está trazado y nuestra imaginación, que siendo hoy superlativa, no alcanza a ser medida con toda la dimensión sorprendente como seguramente lo será en su tiempo por venir. En pocos años, solamente, no podremos creer lo que estaremos viendo.