Por Carlos Ciro Maturano
Historiador

Al llegar los primeros años de la década de 1920, casi no había caminos que vincularan la Capital sanjuanina con el resto de los departamentos. Los existentes eran precarios, llenos de pozos, surcados por huellas profundas que habían dejado los carros, interrumpidos por médanos. Todos en insólito estado de abandono. A menudo los vehículos quedaban atascados en los arenales o en los pantanos dejados por la lluvia o por el desborde de los canales. Solo los carros tirados por mulas o carretas con bueyes tenían cierta eficacia para transportar uva, vino, mercaderías o herramientas de trabajo. La familia rural estaba casi aislada. Con su común medio de transporte, el caballo o la carreta, podía trasladarse solo quince kilómetros al día, ya sea por la falta de caminos o por su precariedad. En consecuencia, en pocas ocasiones iba a la ciudad; sus hijos obligados a caminar largas distancias para concurrir a la escuela; y su mercado para comercializar su producción lo constituía el pueblo más cercano. Por aquella época, "La Prensa", el diario capitalino, en una de sus ediciones decía: (Domingo 11 de abril de 1926). "Hasta hace siete años, no cruzaba el territorio de San Juan, más que las rudimentarias calles intervecinales de los departamentos agrícolas y las sendas de las montañas habilitadas para el tránsito carros, no vehículos motorizados". La capital sanjuanina estaba aislada del resto de la provincia. Para trasladarse a Caucete, Albardón o Angaco Norte (hoy San Martín) se hacía en tren. En Caucete no había puente para cruzar el río. Los vehículos iban por un camino alternativo en no menos de diez horas. Viajar a Valle Fértil era por ferrocarril hasta Marayes, y desde allí por una huella, hasta San Agustín. A Calingasta solo llegaban las mulas. Ante este panorama, el Bloquismo, cuando llega por primera vez al gobierno, implementa una política caminera. El mejoramiento o construcción de las rutas favoreció la comunicación por el bajo costo, reducción de tiempos y riesgos. Las primeras rutas con la construcción de caminos conducían a: Albardón; Pocito; Caucete; Angaco Norte; Angaco Sur; Marquesado. Se conectó la Villa cabecera de San José de Jáchal con sus principales localidades: Villa Mercedes, Niquivil y Rodeo. También en este primer gobierno se comenzó a construir el camino a Calingasta. Camino al Norte por calle Mendoza, que nacía y atravesaba Concepción, pasaba por Chimbas hasta las playas del río donde se unía con el circuito de Angaco Norte; calle Benavidez, comunicaba Santa Lucía con Concepción, Chimbas, Desamparados y Rivadavia, terminando en el dique San Emiliano. Mientras el circuito Angaco Norte, comprendía las calles Aguilera, desde Carril Nacional al Este hasta calle Fernández y su prolongación al Norte, y calle Tapia que cierra el circuito al unirse con calle Nacional. Otro que se inicia en calle Mendoza al Norte hasta llegar a calle Arancibia (Albardón), por la que sigue hasta el cruce La Gloria, continuando por calle Nueva hasta empalmar en Angaco Norte con calle Aguilera, siguiendo por esta hasta encontrar calle Nacional. A Mendoza, en convenio con el gobierno de aquella provincia. El plan Bloquista de caminos se lo vinculó a las perspectivas de explotación de las fuentes locales de riqueza agrícola o minera. Al final de todos los gobiernos bloquistas, la provincia estaba unida con sus caminos a todos los Departamentos.


Los caminos

* Jáchal - Rodeo:

Es una obra de montaña, con 60 kilómetros de extensión, sobre la margen derecha del río Jáchal. Por la ruta se construyeron dos túneles de protección por el desmoronamiento de cerros. Antes de la existencia de la ruta el trayecto debía hacerse a lomo de mula en 10 ó 12 horas.


* Camino San Juan - Jáchal: la construcción se inició antes que el ferrocarril. La falta de medios de transportes y la escasez de vías de comunicación que lo vincularan con la ciudad capital, facilitaba a los agricultores y ganaderos el comercio con Chile. Los beneficios de la construcción de esta carretera se vieron de inmediato, ya que los viajes se hacían en camiones, automóviles u ómnibus, con un considerable ahorro en fletes o riesgos.