Colmadas de fastuosidad, colores e historia viva, así son las fiestas de carnaval que aún celebran algunos descendientes de pueblos originarios de tradición andina, tal es el caso de los indígenas del cantón del Cañar, ubicada en Ecuador. Tan presente esta su pasado que se relata que durante el tiempo en que el maíz está germinando, las personas caminan despacio porque se piensa que la tierra está en estado de gravidez. En este el lugar, el carnaval, que conserva algunos elementos culturales europeos, pero que tomó aportes nativos, posee un sinnúmero de significaciones, destacándose la reciprocidad social y la consolidación del parentesco. Cuando acontece la celebración, las comunidades dejan de lado lo habitual, como el trabajo en la tierra o el pastoreo.
El carnaval se inicia el día domingo por la tarde, con los vistosos desfiles de diferentes grupos, que se caracterizan por el bullicio que hacen producido al son de instrumentos como los pingullos, y tamboriles, anunciado la fiesta. Luego, hacia el anochecer se inicia el desfile de los "’carnavaleros” (nosotros diríamos comparsas), quienes en su recorrido hacen referencia a los ciclos agrícolas según su cosmovisión, y también muestran una serie de insinuaciones amorosas propicias para esta época.
Sobresalen algunos personajes, como los llamados "’Huasi Tupac”, quienes tienen la función de recibir a los "’carnavaleros”, invitándoles chicha amablemente y luego les entonan una serie de canciones o coplas, las cuales encierran preguntas acerca de esas mismas canciones. Igualmente se pone en práctica una costumbre llamada "’uchuchina”, que es una forma de reciprocidad social, entre vecinos o parientes y que consiste en la invitación de distintas comidas típicas, como carne de cuy, vaca y gallina, convite que es "’devuelto” al día siguiente. Otro punto característico es que los padres abandonan para estos días la tutela sobre sus hijos, permitiendo que libremente practiquen enamoramientos que suelen terminar en matrimonios. Además durante la festividad se lleva a cabo un ritual con contornos sacros que es una especie de encuentros con espíritus ancestrales, encarnados en un mito que lleva el nombre de "’Taita Carnaval”.
Los indígenas el día martes por la noche se preparan para recibirlo, con un gran agasajo. Este personaje, un tanto difuso para describirlo, es para los indígenas del Cañar un extranjero, y es representado por un hombre vestido con un atuendo especial que recibe ofrendas rituales. El resto de la semana continua la festividad, hasta el domingo siguiente con la utilización de las últimas comidas y bebidas que faltó consumir, regresando luego a las tareas cotidianas.
