Contrariamente a la suposición de que Chávez fue el heredero político de Fidel Castro, es muy posible que el venezolano pase a la historia como un fenómeno político más cercano al de Juan D. Perón. Chávez, igual que Perón, fue un militar y un maquinador de golpes de Estado que coqueteó primero con el fascismo, luego se inclinó a la izquierda, y una vez en el poder dio millones a los pobres gracias a un boom mundial de los precios de las materias primas, a diferencia de presidentes anteriores que solamente habían hecho promesas vacías a las masas empobrecidas.

Chávez era un narcisista -usó 489 veces la palabra "’yo” en un mismo discurso el 15 de enero del 2011” y creó a su alrededor un culto a la personalidad a la vez de regalar miles de millones de dólares en su país y en el extranjero sin rendir cuentas, a expensas de destruir las instituciones de Venezuela y gran parte de su economía.

Cuando él subió al poder en 1999, los precios del petróleo rondaban U$S 9 por barril y subieron gradualmente a más de U$S 80 durante los años siguientes, con lo que empezó a financiar a políticos leales a su causa en Bolivia, Nicaragua, Ecuador y otros países, creando un bloque de aliados, el ALBA, que siguieron su modelo leninista que él llamó Socialismo del Siglo XXI.

En 2006, Chávez regalaba hasta U$S 3.700 millones al año en la región para comprar influencia política para su fracasado intento de hacer entrar a Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Muchas de sus promesas nunca se materializaron, como un gasoducto que iría de Caracas a Buenos Aires y algunas de sus promesas de enormes proyectos de infraestructura en Africa y Asia, que provocaron críticas en su propio país donde las carreteras y los puentes se desmoronaban. La influencia de Chávez en el extranjero empezó a menguar después de que los precios del petróleo alcanzaron una cifra récord de U$S 146 el barril en 2008.

Ahora, con la economía de Venezuela casi hundida en el caos, una tasa de inflación del 30% tendrá que renunciar a sus ambiciones regionales, por la simple razón de que se ha quedado sin dinero. Y, sin importar quién gobierne en el futuro, los días de la megalomanía populista financiada con el petróleo probablemente han terminado, debido a las tendencias globales en la industria energética.

No obstante en Venezuela, el "’chavismo” sobrevivirá probablemente como la mayor fuerza política durante las próximas generaciones. Chávez regaló tanto dinero a los pobres, que será recordado por ello, más que como el populista que destruyó el sector privado, ahuyentó a los inversores e hizo que Venezuela fuera más dependiente del petróleo que nunca.

Mi opinión: Los ciclos políticos de América latina tienden a cambiar cada 12 años, y es probable que la muerte de Chávez -combinada con los precios estancados de las materias primas- acelere la decadencia de la "’revolución bolivariana” en Latinoamérica. De la misma manera que tuvimos dictaduras militares en los años 1970, socialdemocracias en los 1980, gobiernos neoliberales en los 1990 y "’chavismo” en la primera década del siglo XXI, es posible que estemos entrando a una nueva década de algo diferente, que ojalá sea de pragmatismo democrático.

El populismo de Chávez se conservará durante décadas. Tomará mucho tiempo, y mucha educación, convencer a los venezolanos de que el chavismo era "’pan para hoy, hambre para mañana”, y que los países de mayor éxito son aquellos que tienen instituciones fuertes, en lugar de hombres fuertes.