En esta época del año muchos aprovechan para gozar de los beneficios del mar, aunque tal vez sin conocer la realidad de las especies marinas que viven en él y que están amenazadas por la sobrepesca y la captura accidental.

El mar patagónico, es una de las áreas marinas más ricas del planeta. Sin embargo, según la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), por lo menos 65 especies están amenazadas de extinción por la contaminación, el turismo masivo, la pérdida de hábitats y la sobrepesca sumada a los efectos secundarios de la actividad, al capturar incidentalmente tortugas, delfines, rayas, tiburones y aves. En estas aguas las especies marinas conviven con aproximadamente 700 barcos que pescan en las costas y en alta mar, para satisfacer la demanda local y, principalmente, a los mercados europeos.

El escaso manejo de nuestros recursos redujo notablemente muchas especies. El caso de la merluza común, columna vertebral del sistema pesquero argentino, es uno de los más severos: el 80% de los stocks de merluzas adultas se perdió en los últimos 20 años y por ello desde 2007 la pesca de juveniles se duplicó. De continuar la pesca indiscriminada de merluzas juveniles, y las condiciones ambientales no favorezcan su reproducción, el negocio pesquero dejará de ser rentable y se extinguirá.

Otro impacto es la captura accidental de tortugas y mamíferos marinos. Es el caso del delfín franciscana, el cetáceo más amenazado en el Atlántico sudoccidental por su captura en redes y por la reducción de su fuente de alimentación. Se calcula que unos 500 ejemplares mueren por año en la costa de Buenos Aires. Urge pues, adoptar medidas que den señales positivas.La Unión Europea dio un paso importante en 2010 al establecer que no importará productos pesqueros que no provengan de fuentes sostenibles. Una de las herramientas que alienta una pesca más responsable es el programa de certificación del Marine Stewarship Council o Consejo de Gestión Pesquera. Hasta ahora, 180 emprendimientos pesqueros de todo el mundo participan de este programa, entre ellos, uno de la Argentina, dedicado a la pesca de la vieira patagónica.

Habrá que tomar conciencia de que la vida en los mares no es infinita y que el escaso manejo de nuestros recursos no puede reducir aún más las especies marinas.