Para que una persona o una sociedad alcance sus metas debe tener un móvil claro. Se sabe que no se puede avanzar sin la certeza de que se están dando los pasos precisos para alcanzar la meta y que no se puede apuntar de ninguna manera hacia el empequeñecimiento, la destrucción o el olvido de las necesidades comunes.
Los móviles claros iluminan las zonas oscuras. Por ejemplo, crece el desempleo -la cifra estimada en estos días es 11.50 %- no hay inversiones extranjeras por falta de seguridad jurídica y hay cierto aislamiento con el resto del mundo. Esto descoloca al país en el concierto de las demás naciones y lo hace inentendible en el momento de mayor comunicación internacional.
Se sabe, sí, que la Argentina, país con alimentos como para satisfacer las necesidades alimenticias de media humanidad, tiene casi 13 millones de pobres y que esta trágica cifra sigue creciendo a un ritmo de casi 5 mil pobres por día, según lo hizo notar el ex presidente del Banco Central, Javier González Fraga.
Hechos. Se volvió atrás con los previstos tarifazos de la electricidad y el gas y se generó una situación inédita con la eventual estatización del fútbol rompiendo un contrato con TyC que vencía en el 2014. Hay que preguntarse qué pasa en un país donde desde el poder se violan los derechos jurídicos.
Cuidado que ésto se suma a la no penalización del consumo de drogas, pese a que son visibles estragos sociales que no se tienen en cuenta desde los poderes públicos. Los chicos matan sin miramientos y no se genera ninguna situación legal que considere este hecho.
Algunas suposiciones. Al ser la Argentina un país muy presidencialista, tradicionalmente se dejo gobernar sin plantearse demasiados interrogantes. El argentino confiaba aunque supiera que desde el gobierno no se manejaran los presupuestos muy honestamente. Pero cambiaron las sociedades y con ellas las demandas de las instituciones y de los ciudadanos.
Como suceden demasiado cosas que lastiman a las comunidades, hoy podemos suponer que el país dejará de ser presidencialista y pedirá rendición de cuentas. Porque ¿qué hace el congreso nacional mientras se generalizó el tema de la pobreza a partir de la expresión directa del Papa desde Roma?. Simplemente, discute los plenos poderes, suman y restan adherentes para estos temas que nada tienen que ver con la reivindicación social del país.
En realidad, y como se dice, no se resistirá el mediano plazo. Y, alerta los argentinos porque así como se están pasando a la pobreza y desde ella a la indigencia miles de personas por día, hay que sumar los resultados no lejanos de la caída de los sistemas de salud y educación. Hay poblaciones provinciales lejanas a la Capital totalmente olvidadas, se arreglan como pueden para subsistir y la tentación del delito está muy cerca de cada uno de ellas.
El otro costado. Hay una caída cultural visible, se comprueba a diario en las conductas de las personas y en los procedimientos de las instituciones. Y, ésto debe ser revertido sin esperar que llegue otro Sarmiento -porque es irrepetible- pero basándose en la claridad de sus principios para organizar la nación.
Fuentes negativas. Entre ellas el procedimiento errático de un buen número de los políticos, hay ejemplos diarios. Salvo excepciones bien conocidas, son los grandes responsables de la caída cultural del país y esa caída cultural puede transformarse en una frontera infranqueable en poco tiempo segmentando la sociedad.
Todo lo que vemos que está en pie y sigue funcionando es el resultado de la conducta de esa gran masa de ciudadanos que cumple con sus deberes, paga sus impuestos y espera que las cosas cambien. A esos ciudadanos se les debe la paz social y esa especie de dignidad que la sociedad en su conjunto conserva.
Y, todo ello sucede en momentos en que el mundo ha iniciado algo así como una marcha hacia la transición, que también nos tocará. Es una época en la que se renuevan los criterios, cambian los puntos de vista y el hombre percibe los hechos de otra manera. Pero es algo sustancial difícil de verificar.
Son épocas en las que hay problemas y en las que un rechazo sistemático a las autoridades sería tan erróneo como una aceptación incondicional y que asumir actitudes de máxima dañaría el tejido social. Son épocas relacionadas con el vivir integral del hombre en la sociedad y si ésto no se asume sobrevienen conflictos difíciles de solucionar.
Aunque no los veamos, los cambios (mundiales) se están gestando. Por ello, no vale la pena adherirse a las cosas demasiado pasajeras.
