Existen diferentes maneras de ejercer la solidaridad, por lo que los aportes pequeños como grandes siempre son valiosos. En esta nota detallaré algunos modos solidarios que se ponen en práctica según las distintas circunstancias:


* Emergencias: Posible participación individual o grupal en inundaciones, terremotos, miseria extrema, desamparo y situaciones similares. Aquí es necesario ayudar incondicional y urgentemente, y son hechos que podríamos enmarcar dentro de la beneficencia.


* Cultura de la solidaridad: Consiste en ayudar enseñando, asistiendo a personas que temporariamente son carenciadas material o espiritualmente y que tienen la posibilidad de devolver en otros en algún momento la ayuda que recibieron. Podrían practicar la solidaridad con algún vecino (cuidar sus niños, colaborar en tareas domésticas) o con su comunidad, (plantar árboles, cuidar la plaza del barrio, crear o fortalecer la Unión Vecinal). Esa "devolución" no requiere firmar contratos. Son pactos éticos, no legales, entre ambas partes, que dignifican a los que reciben.

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* Participación de beneficiarios: En este caso el trabajo no solo es más sencillo sino también más satisfactorio para todos. No consiste en ayudar solamente porque, al igual que en el caso anterior, la persona auxiliada reafirmaría su autoestima mediante su trabajo personal.

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* Consulta previa a beneficiarios: A veces, con un poco de soberbia, creemos que nosotros ya sabemos lo que necesitan. Comúnmente se trata de ropa y alimentos -que seguramente serán bien recibidos- pero quizás ellos requieran prioritariamente otras cosas materiales, o también espirituales, como sentir una mano amiga, tener un rato de compañía para conversar, sentir que no están solos.


* Anticultura de la mendicidad: Se da con gente que es asistida una y otra vez y sigue recibiendo regalos aunque ya haya pasado la primera emergencia y estén en condiciones de valerse por sí mismos. Lo que al principio era una ayuda la perciben como un derecho, convenciéndose de que es más fácil tender la palma hacia arriba para recibir una dádiva que volcarla hacia abajo para tomar un instrumento o herramienta de trabajo.


* Cultura del esfuerzo: Consiste en ayudar a alguien a que se ayude a sí mismo. Se aplica cuando hay carenciados que anhelan valerse por sí mismos y no saben cómo hacerlo. Aquí surge la forma solidaria mostrada por el maimonismo. Enseñando el "cómo". Y cuando el que ayuda logra que esa familia se auto mantenga ya no hace beneficencia sino algo superior: "Servicio humanitario" que contribuye a forjar futuros de progresos personales o familiares.


* Beneficencia y servicio: Algunas personas y organizaciones se limitan a hacer beneficencia regalando cosas, a veces sin siquiera conocer a los destinatarios. Estas acciones son valiosas, pero la diferencia entre beneficencia y servicio es que la beneficencia ayuda, mientras que el servicio humanitario ayuda y educa.


La aplicación de estas posibilidades para expresar el amor al prójimo mediante la solidaridad es parte de la reconstrucción de la deteriorada trama social de nuestro país, debido a la auto-estima y dignidad que generan. De allí que esas acciones sean más que solidaridad. Son verdaderos gestos de patriotismo.


Arq. David Schabelman, Exgobernador del Distrito 4860 de Rotary Internacional.