Los homicidios viales son cada vez más numerosos en nuestro país. Ostentamos un deshonroso cuarto puesto en el orden mundial que habla muy mal de nosotros.

Existen países que les comentan a sus ciudadanos: en la Argentina, el bife de chorizo, el tango, el dulce de leche y les advierten de los piquetes y de los homicidios de tránsito.

Nuestros funcionarios responsables dicen hacer mucho, pero de seguro que no hacen lo necesario.

Mi convocatoria apunta a que entre todos deberíamos iniciar una campaña para corregir las infracciones de tránsito que a diario se cometen, evitando que los homicidios viales sigan creciendo. Estoy seguro que de implementarla tendremos éxito porque somos más los que nos preocupamos en conducir de la manera en que nos hemos comprometido al obtener la licencia de conductor, que los que falsean esa promesa.

Castiguemos a bocinazos y destello de luces, cuando advirtamos que un conductor comete una infracción. Que sienta vergüenza ante quienes lo acompañan, y ojalá sea su propia familia. Debemos tener en cuenta que como la educación vial es complementaria de la educación formal, al transgredir las normas nos convertimos en ciudadanos mal educados.

Por eso, adelantarse por la izquierda, cuando el semáforo se pone verde, a toda una fila de autos que esperaban el semáforo, además de ser una infracción, es un gesto de mala educación.

Doblar hacia la derecha, mientras otro vehículo está cediendo el paso a otro, también es una infracción, pero lo peor es que es un gesto de mala educación, ya que implica que se está colando. Ponerse en paralelo a otro vehículo que esta esperando el paso, tapándole la visual, y luego arrancar primero, es una infracción que conlleva un acto de mala educación.

Estacionar en contramano, y venirse encima del que va por su carril, es una agresión, y el que cambia el color reglamentario de las luces, e inclusive el que no enciende las luces bajas de noche, cuando se habla de que debieran encenderse de día es un taimado, es un auténtico mal educado.

Ante todas estas situaciones digamos basta, y si les parece, empecemos a reprenderlas nosotros mismos.