Roque González, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo tres misioneros jesuitas llamados "Mártires del progreso” que con su ardua labor sembraron cultura y fe en nuestro suelo, con justicia fueron canonizados en 1988 por Juan Pablo II en Ña Guazú (Asunción).

Previamente beatificados durante el Congreso Eucarístico Internacional realizado en Buenos Aires en 1931 (**). Siendo Roque González un misionero explorador, no reparaba jamás en los continuos riesgos a los que se exponía. Su apostólica misión y la fe indeclinable de su espíritu, lo hacían avanzar con amor a su ardua lucha, que culminó al ser inmolado a la edad de 52 años (Noviembre de 1628) por orden de un hechicero pagano. Dos sacerdotes que realizaron sus estudios en lo que hoy es la Universidad de Córdoba (Entonces Colegio Máximo de los Jesuitas), hallaron la muerte en las mismas circunstancias al lado de Roque González: fueron Alonso Rodríguez, de 30 años y Juan del Castillo de 32 (ambos brillantes estudiantes). En el citado Congreso una estrofa de su himno estaba dedicada a ellos: "Pasearon el Corpus/ por nuestros solares/ los hombres que luego fundaban ciudades/ y abrirán los surcos/ para los trigales”.

Efectivamente, fue este santo quien introdujo con gran esplendor las procesiones del Corpus adaptándolas a la psicología y folclore de los indios, en quienes la fe sembrada por los "Jesuitas criollos” comenzaba a crecer dando ya sus frutos. Ciudades como Posadas, Itatí y Yapeyú encontraron en Roque su precursor. Al hacerse la división territorial por gobernaciones, a él se le encargó la civilización de las zonas dependientes de Buenos Aires. Uno de los hermanos de Roque figura entre los primeros párrocos de esta ciudad; otro, acompañó a Juan de Garay a la fundación de Santa Fe, y un tercero se desempeñó como procurador general de Corrientes.

Fue Roque quien enseñó a los indios a arar la tierra, a construir ciudades y el primer jesuita que evangelizó la provincia de Misiones.

Las reducciones posteriormente formadas, como San Ignacio de Miní, son hasta nuestros días fuentes de asombro para quienes la visitan. Tales reductos se hicieron siguiendo la línea que él inició, distinguiéndose de las anteriores (que consistían en grandes galpones donde estaban todos los indios juntos) en hechos como tener piezas individuales para cada familia. Nació en 1576 en Asunción, en esa época capital de los mismos territorios que componen hoy la Argentina, Uruguay, Paraguay y el Sur de Brasil. En la actualidad, cuando tan vivamente sentimos la promoción de las clases oprimidas, aquel defensor de los indios contra el atropello de los encomenderos e iniciador de las artes e industrias en nuestro suelo, se nos

presenta como un símbolo de gran actualidad, un vivo ejemplo de que el amor debe constituir la base del progreso entre los seres humanos.

(*) Escritor.

(**) Datos proporcionados por la prof. Leonor Paredes de Scarso.