Los estudios sobre las necesidades de una mayor población en un planeta que no puede satisfacer plenamente los requerimientos de consumo, alertan acerca de la necesidad de optimizar el empleo de los recursos naturales para no desatar una crisis que pondría en juego la propia existencia de las especies.
Según la organización Red Global de la Huella Ecológica, la humanidad requiere, para satisfacer su demanda de recursos naturales renovables o no, el equivalente a lo que ofrece un planeta y medio. Y si no se adoptan medidas drásticas para prevenir las alteraciones producidas por el cambio climático, las necesidades de consumo a mediados de este siglo serán equivalentes a los recursos de dos planetas. En otras palabras, se están usando o gastando recursos naturales más rápido de lo que tardan en ser repuestos, un desequilibrio como el de cualquier persona que gasta más de sus ingresos.
El 20 de agosto último marcó una instancia en la que la población mundial consumió todo su "’crédito” en materias primas tanto renovables, como alimentos, y otros recursos que se agotan rápidamente, como los combustibles fósiles. Este hito señala que a partir de ese día, la humanidad está viviendo en un "’déficit ecológico”, con el agravante de acumular dióxido de carbono en la atmósfera de manera irreversible.
El primer año en el que la población mundial consumió una cantidad de recursos superior a la que la Tierra podía producir, fue 1997 pero entonces la fecha cayó el 19 de diciembre, lo que significa que cada año el déficit se adelanta, hasta superar ahora en un 30% lo que el planeta puede aportar, y la tendencia se acentúa tanto por el crecimiento demográfico como por el aumento del consumo por habitante. Claro que existen grandes disparidades territoriales, como Australia, donde la población sólo consume la mitad de lo que le ofrece el país y, en el otro extremo, China que necesitaría 2,5 de su potencial para satisfacer la demanda interna de recursos naturales.
A raíz de estas distorsiones, la ONG Red Global de la Huella Ecológica, con sede en Estados Unidos, trabaja junto con dos centenares de instituciones de todo el mundo para ofrecer programas y herramientas que permitan a los países gestionar de una manera eficiente sus recursos limitados.