Según recientes estadísticas, los llamados "piratas del asfalto" roban en promedio cuatro camiones diarios con mercaderías sólo en jurisdicción porteña y bonaerense, donde se cometen los mayores atracos de este tipo, aunque la modalidad no diferencia rubros y también incursiona en zonas de agroindustrias.
El problema se agudiza no obstante el seguimiento satelital de los transportes, las custodias armadas de los vehículos durante el traslado, carga y descarga y las estrategias de fabricantes, transportistas y comerciantes para complicar a los delincuentes. Un cargamento de zapatos, por ejemplo, suele despacharse en pares sueltos y separados, en camiones distintos, u otros productos despiezados, que arma finalmente el vendedor minorista.
Sin embargo, la existencia de un gigantesco mercado ilegal, ávido de numerosas mercaderías, lleva a doblegar los ataques con mayor poder de fuego y artimañas para hacerse de los camiones a cualquier costo. Los ladrones van dispuestos a matar si el golpe se complica y el último caso lo confirma: Luis Galleguillo, un vigilador de 43 años, fue acribillado a balazos de manera despiadada, el miércoles último. Integraba el grupo de custodia que en dos autos acompañaba a un camión, interceptado en Buenos Aires por una banda de delincuentes.
Esta piratería produce tantas pérdidas que ha organizado a las potenciales víctimas en la Mesa Interempresarial de Piratería de Camiones, cuya tarea preventiva arroja estadísticas preocupantes, como que el 57% de los robos de camiones en la Argentina ocurre entre las 6 y las 12, en tanto, el 23% entre las 12 y las 18, y el 14% entre las 0 y las 6 de la mañana. Incluso ha comprobado que los martes y los miércoles son los días preferidos por los piratas, que a su vez disponen de una aceitada logística porque los ladrones, tras el golpe, deben ocultar la mercadería en depósitos que no llamen la atención y después colocarla en el mercado negro. Muchas veces necesitan de una operatoria en la que los delincuentes se llevan como rehenes a los choferes, los retienen y los liberan, después de deshacerse del rodado y distribuir el botín: un 30% robos de bebidas y alimentos; 22%, de indumentaria textil, y 19% de autopartes.
Este accionar representa pérdidas millonarias e impacta en las aseguradoras y todo en el precio que paga el público.
