Si bien la cantidad ataques a las personas y la propiedad que se perpetran en viviendas particulares y locales comerciales es considerable en todo el país, según las estadísticas policiales, es también alarmante el aumento de los robos y los hechos delictivos cometidos en la vía pública, a plena luz del día y, en ocasiones, ante la presencia de numerosos testigos.

Hace pocos días se fue descubierta una banda que en la zona de la Recoleta, en Buenos Aires, se dedicaba a robar teléfonos celulares de alta gama y en Luján de Cuyo, Mendoza, las mujeres con largas cabelleras eran interceptadas para robarles su pelo, con el propósito de reducirlo. En tanto, en nuestra provincia, los ilícitos en el departamento Rawson fueron más allá de la serie de arrebatos provocados por "motochorros\’\’ en pleno Villa Krause, porque hubo un par de secuestros de niños en momentos que éstos salían de la escuela, como el que se registró en el Barrio Hualilán.

En el resto de San Juan la situación es similar y no hay zona urbana departamental en la que no se haya registrado algún despojo en la vía pública, particularmente en perjuicio de los sectores más desvalidos, como es el caso de los jubilados desprevenidos al momento de percibir sus haberes, a través de los cajeros automáticos, o hacer pagos, donde son atacados aprovechando su vulnerabilidad.

La decisión de sacar los efectivos policiales a la calle y de que móviles municipales patrullen las zonas más conflictivas no ha logrado reducir esta tendencia que amenaza con agravarse en la medida que los delincuentes hacen uso de la violencia para concretar los ataques. Las quejas de la comunidad no cesan en relación al estado de indefensión o la poca eficacia del servicio 911, al no obtener respuesta con la celeridad requerida.

Esta situación preocupante disminuirá en la medida que actuemos como vigilantes y demos la voz de alarma cada vez que observemos alguna conducta sospechosa, o seamos testigos de un robo en la vía pública. Una simple llamada desde un celular al 911, es una forma de alertar y puede ser decisiva para evitar un hecho delictivo.

Si la comunidad no hace nada por cuidarse mutuamente de este fenómeno social, que tiene pocas posibilidades de ser solucionado en el corto plazo, los delincuentes encontrarán en nuestra indiferencia el campo propicio para seguir actuando impunemente.