Orgullos sanjuaninos. Francisco Narciso Laprida y fray Justo Santa María de Oro representaron con hidalguía a la provincia de Cuyo y se constituyeron en próceres de la Independencia.


Francisco Narciso de Laprida y fray Justo Santa María de Oro fueron los diputados por San Juan que, junto a los elegidos por Mendoza y San Luis, representaron los pueblos de la Intendencia de Cuyo en el Congreso de Tucumán. Según relatos de distintos historiadores, los congresales estaban ante la presencia de dos hombres con ideas republicanas, muy bien preparados intelectualmente y de firmeza en sus convicciones. Su diputación significó para ambos ingresar en el espacio político nacional, participar en los debates y decisiones, entablar relaciones con protagonistas de las distintas provincias y el expresar su criterio sobre los temas políticos de la época. Ambos pertenecían a familias conocidas de San Juan. Sus casas paternas estaban situadas a una cuadra sobre la misma calle, la del Cabildo, dentro de lo que se conocía como el centro histórico de la ciudad.


Fray Justo y Francisco Narciso de Laprida estudiaron en la Universidad de San Felipe de Santiago de Chile. El primero se graduó como Doctor en Teología y el segundo como licenciado en Cánones y Leyes. Fray Justo, a quien se lo llamaba "el cuyano'', hizo una carrera destacada dentro de su orden en la provincia de San Lorenzo Mártir, de Chile. Laprida, un estudiante valorado por sus profesores, se formó como abogado y llegó a ejercer la profesión dentro del ámbito de la Audiencia de Chile. Cuando se produjo la revolución de septiembre, Laprida estaba en Santiago de Chile y Fray Justo se encontraba en Europa haciendo gestiones para la orden dominica. Ambos adhirieron a la causa patriótica. En 1811 Laprida regresó a San Juan y Fray Justo lo hizo en el invierno de 1814, desterrado por el gobierno de José Miguel Carrera. Al llegar la convocatoria al Congreso, los electores y el Cabildo de San Juan consideraron que fray Justo y Laprida eran los sanjuaninos que reunían las mejores calificaciones para representarlos. Los hechos corroboraron el acierto de la elección. Laprida presidió el Congreso cuando se declaró la independencia y fray Justo hizo un aporte significativo a la discusión sobre la forma de gobierno. Laprida formó parte de las nuevas figuras que aparecieron en el espacio legislativo nacional. En 1816, con 30 años, perteneció, junto con Godoy Cruz, Maza, Malabia y Serrano al grupo de los diputados más jóvenes, que tenían entre 25 y 30 años de edad, y por su formación al grupo de diputados laicos, que provenían del ámbito del derecho. En tanto fray Justo, con 44 años, era uno de los dos diputados que integraban el segmento de 41 a 45 años, y como clérigo regular integraba el grupo de los 12 diputados religiosos, que constituían el 38,7% del total.


Para julio de 1816, la presidencia del Congreso correspondió a la provincia de Cuyo. Laprida fue elegido por sus pares para ejercer como presidente cuando se logró la Declaración de la Independencia y se trataron temas trascendentes. A su vez fray Justo, en ese mes, centró con sensatez la discusión sobre la forma de gobierno. Laprida le imprimió ritmo a la labor legislativa, la exigencia del trabajo diario, la capacidad de jerarquizar los temas que evidenció. Ese intenso trabajo parlamentario se tradujo en las dieciocho sesiones que se celebraron en el mes. Hacía gala de buenos criterios, iniciativas e intervenciones para ir conduciendo los debates.


El 15 de julio, cuando se reinició el análisis de "la forma de gobierno", se produjo la intervención de fray Justo Santa María de Oro, diputado por San Juan, quien consideró que sobre el tema se debía consultar en forma previa a los pueblos. Hubo mucha presión para una forma de gobierno de monarquía institucional. El presidente Laprida desalentó el intento diciendo que la cuestión que se pretendía votar comprendía tres puntos y sólo el primero estaba suficientemente debatido, por lo cual no era el caso de pasar a votación. Los tres puntos eran la forma de gobierno, la dinastía de los incas y la sede del Cuzco. El Congreso que reunió a los representantes de las Provincias Unidas, finalizó. Pasaron muchos hechos políticos hasta que por distintos motivos fray Justo y Laprida se retiraron del Congreso en distintos momentos, ambos regresaron a San Juan, hasta que en 1818 sus destinos se apartaron. Laprida se quedó en San Juan y fray Justo, fue desterrado a Chile por diferencias políticas con José Ignacio De la Roza.

Por José Correa
DIARIO DE CUYO