
Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia
Fruto de su vida, proyectos, hazañas libertarias y sus renunciamientos, es el General José Francisco de San Martín, el hombre que más sitios de índole histórica posee, desde estatuaria, hasta lugares en que residió o tuvieron que ver con sus hazañas guerreras. Saberlos es una manera también de introducirnos tangiblemente en la vida de quien dijo de sí mismo: "sigo el destino me llama”.
En realidad son tantos los lugares, que sólo nos remitiremos a algunos de los menos nombrados, pero llenos de simbolismo, excluyendo los cuantiosos de la zona de Cuyo. Yapeyú, cuna del Libertador, fue en sus principios una antigua misión o reducción jesuita. Cuando nació José Francisco, Yapeyú era el núcleo poblacional más importante de los ubicados a la vera del río Uruguay. Aquí encontramos la casa – de los misioneros -, que ocupara Juan de San Martín, y que naciera su hijo el 25 de febrero de 1778. En 1938, para preservarla, se inauguró una especie de templete histórico, con cierto rasgo colonial. Otro punto representativo es la posta de Yatasto, en Salta, lugar donde San Martín abrazó al General Belgrano, para hacerse cargo momentáneamente del alicaído Ejercito del Norte. En 1941 este sitio fue declarado "Monumento Histórico Nacional”. Si bien existen algunas discrepancias en cuanto a la fecha y el lugar exacto del encuentro, esta controversia no diluye su valor histórico. En relación a este lugar quedaron en la memoria de la zona, unas viejas cuartetas, que rezan así: "En la Posta de Yatasto de la Patria paladín, con Belgrano y San Martín, se encontró el "ñatito” Güemes, la casa ya no da a basto pa’ recibir militares, dicen que hay tres generales en la Posta de Yatasto”. Saldan fue una estancia situada en Córdoba. Es el lugar donde San Martín descansó para reponerse de sus dolencias, y planificar su plan continental. En la misma localidad se encuentra el legendario nogal, donde se expresa, que el Libertador pasaba gran parte del día, reflexionando a su sombra. Es tal su soledad en este sitio, que pocas visitas tiene. No quería ninguna intromisión, caminaba solo y meditabundo. Por último hacemos referencia a la Catedral de Buenos Aires, no sólo por el emplazamiento de la tumba del Libertador, también posee otras connotaciones históricas: aquí contrajo enlace en 1812 y también resonaron sus victorias. A partir de la repatriación de sus restos, en 1880, el culto o la tradición a lo sanmartiniano se acrecentó, lo mismo que su cualidad de auténtico "Santo de la Espada”, como lo llama Ricardo Rojas.

