Dirigentes del peronismo muy cercanos al gobernador Sergio Uñac confirman que el bloquismo logró el OK para competir en una interna del Frente de Todos. Aseguran que la estrategia se cerró el jueves en un almuerzo y que los pocos integrantes del mitín quedaron en relojear el momento de la confirmación pública de ese acuerdo, un poco a la espera de que el calendario electoral obligue definiciones y otro poco, por qué no, para esperar alguna certeza sobre qué hará la oposición. Uñac desestabilizó el tablero político hace algunos meses con dos jugadas: la primera, allá por diciembre del año pasado, al proponer suspender las PASO, movida que al final no tuvo eco en el kirchnerismo pero que provocó dilaciones y dudas en todos por el armado de frentes y listas. Y la segunda, mucho más casera y hacia acá en el tiempo, fue la de sugerir que el Frente de Todos tenía que someterse a internas para no perder terreno frente a la oposición, tomando como aprendizaje lo ocurrido en las Legislativas de 2013. La primera ya murió, porque hay fecha de elecciones. Pero la segunda está en pleno apogeo, ya que en la oposición se debaten si efectivamente servirá sufrir el desgaste de otra interna cuando del otro lado todo pinta para que copen la atención pública, si es que Uñac pone a competir a su asesor más público, Luis Rueda, quien comanda otro partido político. A su vez, Rueda anotaría como cabeza de lista a Laura Adámoli, una crítica del Gobierno Nacional que Uñac defiende. Condimentos difíciles de empardar.

Ojo, nada es fácil, porque en el peronismo y en el bloquismo hay cuestionamientos a la continuidad de este matrimonio electoral. Por el lado del PJ algunos están celosos del protagonismo que logró Rueda en poco tiempo y le achacan estar jugando para él mismo y no para "el proyecto". Y por el lado del partido de la estrella, dicen que no es momento de presentarse en una interna que sólo le servirá a Uñac, ya que prevén una aplastante derrota, al menos los que sostienen esta teoría. Dicen que la tropa está tomando aire luego de la modorra que le imprimió Graciela Caselles y que no es hora de desmoralizar a los dirigentes. Y ojo, lo dicen muy cerca de Rueda.


El otro drama de la jugada es la prueba de fuego a la que Uñac somete el joven líder del Bloquismo. Como siempre ocurre en ese partido, una vez confirmada la movida, surgirán varios "Enrique Conti" que no querrán acompañar. Harán reproches, que casi siempre están más movilizados por quedar afuera del reparto de la torta, que por no coincidir con la estrategia. Si bien Rueda logró mayor cantidad y calidad de diálogo con estos rebeldes que su antecesora, es posible que le esté prometiendo a Uñac un caudal de trabajo político que al final no pueda demostrar en la cancha. No estoy seguro que Rueda y sus amigos estén midiendo milimétricamente dónde se están metiendo y cuáles son las consecuencias. Pero claro, al mundo no lo mueven los tibios, suele decir un bloquista con algo de experiencia y a quien prefiero no citar.


Y el tercer elemento a tener en cuenta es el resultado. ¿Qué pasaría en el peronismo si el bloquismo pelea la elección? ¿Qué pasaría con Rueda si el PJ lo aplasta sin remedio? Si bien todos están jugando a obtener un resultado que muestra a San Juan como opción electoral, la jugada de exponer al bloquismo en una competencia interna tiene sus riesgos. Será difícil analizar los votos de unos y otros en las PASO. Si la diferencia es amplia, si la diferencia es corta, si hay o no distancia con el resto de los frentes. Cuando se leen números con una mirada política, todo puede cambiar. Como ya dijimos varias veces, casi nunca dos más dos en política es cuatro. 


Es posible que algo de razón haya en ambos lados, bloquismo y peronismo, pero creo que todos se olvidan de lo más importante: esta campaña será distinta a cualquier otra, porque la pandemia aún no terminará cuando haya que votar y porque la economía está en los peores niveles en décadas, y puede que sea peor a noviembre. Acá no se salvó nadie. Todos tienen y tendrán algo que reprochar. Además, por el miedo a los contagios es muy probable que la gente rechace cualquier forma tradicional de campaña electoral. Nada será parecido a lo que se hizo en la última contienda electoral. El mundo cambió. En este escenario entonces, al Frente de Todos o a cualquier otro frente o partido que quiera presentar candidatos, le harán falta todas las manos que pueda juntar, y ahí se afinca la estrategia. El que piense que la incursión bloquista en esta locura es una previa de 2023, se va a equivocar.