"Vos que lo inventaste a ver si ahora nos lo sacás de encima". La frase es puesta en boca de Cristina por la excelente colega Silvia Mercado en una reciente nota para un medio nacional. Si bien es seguro que la periodista no estuvo en la reunión, la expresión es creíble tanto por la forma habitual de expresarse de Cristina como por la secuencia histórica. Al momento de abrir las primeras conversaciones para las elecciones de 2007, cuando se preparaba todo para llevar a Cristina a la Presidencia, en la Capital se había desplazado de la Jefatura de Gobierno a Aníbal Ibarra después del incendio del boliche República de Cromagnon. En aquella tragedia murieron 194 jóvenes que habían asistido al recital de rock del grupo Callejeros. Una bengala, de uso corriente en esos festivales por esos años, inició el fuego en un techo cubierto de la tela "media sombra". Los asistentes murieron asfixiados y quemados al no poder huir por estar las puertas cerradas. Ibarra, tomado como culpable político de la masacre, representaba al sector "progre" de Buenos Aires con la chapa de haber sido uno de los asistentes del fiscal Julio Strassera junto a Luis Moreno Ocampo en el juicio a las Juntas Militares del golpe de 1976. Su egreso dejó a cargo al Vice Jorge Telerman. Al parecer el nuevo funcionario era calificado como "la derecha" que, de ganar la reelección como se especulaba, podría consolidar esa tendencia por muchos años en la ciudad. Ahí habría sido cuando el por entonces Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, Alberto Fernández, habría propuesto preferir como adversario a Mauricio Macri, que venía de ser Presidente del Club de Fútbol Boca Juniors. No está en nuestro conocimiento cómo se alentó a este famoso hijo de Franco Macri y ex secuestrado por Montoneros para que se dedicara a la política pese a la oposición férrea de su padre, pero que se lo hizo no caben dudas. Quien ejerce el poder siempre tiene la oportunidad de "elegir" al adversario. Se trata de poner el dedo en el más débil o fácil de derrotar. En este caso ocurrió lo que el genial narrador alemán Johan Wolfgang von Goethe imaginó para uno de sus personajes: el aprendiz de brujo. El joven hechicero crea una escoba y un balde para que hagan su trabajo de limpieza y luego tanto escoba como balde se multiplican y adquieren vida y voluntad propias. El creador no los puede parar. El compositor Paul Dukas puso a esta historia una música fantástica y Walt Disney rodó un imperdible film de dibujos animados. Nada nuevo, ya le había pasado al último juez de los judíos, Samuel, con quien habría de transformarse en el primer Rey de ese pueblo, David. ¿Quién iba a pensar que un pastor joven y pequeño podría llegar tan alto? Les había pasado también a los jerarcas de La Meca con el joven huérfano Mahoma quien, de tener por seguidores sólo a su esposa Jadiya y su sobrino Alí, en apenas 10 años se hizo jefe militar, político, económico y religioso de toda la península arábiga. ¿No le podía pasar a Alberto y Cristina con Macri? ¿No le podrá pasar a Cristina con Alberto? ¿No les podrá volver a pasar a ambos con Macri? En su momento se pensó que un rico falto de carisma y sin antecedentes era pan comido para un intelectual de izquierda como Daniel Filmus del gobernante Frente para la Victoria, representante de Néstor Kirchner Presidente. Pues la cosa terminó con el "torpe" ganando la primera vuelta con casi el doble de los votos del intelectual (45,6 a% 23,7%). Tres semanas después se impondría en la segunda vuelta ya con el 60% de los votos y de ahí hasta ahora dos mandatos en Buenos Aires como Jefe de Gobierno y luego uno como Presidente en la nación. Aun suponiendo una derrota para su reelección, por lo que se sabe hasta ahora la batalla por los votos sería pareja, es evidente que la jugada de aquél Alberto no salió como se pensaba. Más bien se creó a un adversario que hasta ahora no conoce la derrota, una inercia que debiera meter miedo aunque ciertas expresiones injustificadas parecen seguir subvalorando su capacidad electoral. Alberto, exitoso indiscutido como hombre detrás del poder, pocas veces puso su cara en una boleta, salvo cuando resultó electo diputado en la legislatura porteña en la lista que llevaba como principal candidato a Domingo Cavallo. Al haber formado parte de una lista plurinominal, hasta el día de hoy nadie puede saber si personalmente tiene o no votos. En cuanto a quien es la ejecutora de política real, CFK, no anduvo muy bien en los últimos tiempos. Fue un evidente error poner como candidato a gobernador a Aníbal Fernández en provincia de Buenos Aires para que perdiera con una joven de 35 años, María Eugenia Vidal. Ella misma fue derrotada dos años atrás como senadora por un inocente Esteban Bullrich. Una presidente saliente que ganó con el 52% perdiendo con un nombre de menor estatura y peso político. "Sacánoslo de encima" un grito de guerra que tiene cierto viso de desesperación y una orden que, por lo que se ve, no será tan fácil de cumplir. Alberto, quien se presenta como un moderado que se avino esta semana a recibir una delegación del FMI, tendrá en un momento próximo la sensación que describió el fallecido boxeador pesado Oscar Bonavena: "Cuando suena la campana hasta el banquito te sacan". Por ahora parece protegido por el conjunto del peronismo o eso es lo que intentan hacerle creer, pero algunas declaraciones de personajes que delatan el sentir íntimo del kirchnerismo dan otras señales. El electorado sigue siendo "una pluma al viento" como dice la famosa aria de Verdi en Rigoletto. Algunos se tientan pensando que un "triunfo" en las PASO, en las que no habrá competencia alguna, será una especie de autopista para llegar rápido a octubre con los mismos resultados. Tienen poca memoria, olvidan que en 2015 Daniel Scioli superó a Macri en las PASO del 9 de agosto por dos millones de votos, que volvió a ganar la primera vuelta por una diferencia de 700 mil votos para perder la definitiva por el 48,66% contra el 51,34% de Cambiemos. Los votantes son, como diría el mismo Verdi, una mujer voluble. Para saber cuál será su decisión, hay que esperar que se abran las urnas.