Una de las formas vigentes en el campo del delito es el "escruche" también denominado descuidismo o raterismo, que tiene modalidades particulares que necesitan de una logística apoyada por uno o más individuos quienes marcan las casas que luego serán objeto de robo en ausencia de sus moradores.
Si nos remontamos a la historia, el "escruche" no es nuevo. Ya lo practicaban los chinos en tiempos muy antiguos pero por otros motivos y con otras señales que siempre tenían que ver con algo referido a su idiosincrasia o a su lenguaje en el que cada grafismo tiene una significación singular, por ejemplo: cintas de colores, pinturas, entrecomillados, etc.
También en la vieja Europa acostumbraban en la Edad Media señalar con cruces a quienes deseaban eliminar o desterrar de los feudos.
Lo cierto, es que en la actualidad, el "escruche" se ha limitado a las casas que son objeto de los delincuente cuando estos tienen la certeza de que nadie se encuentra dentro de ellas. Previamente son individualizadas y señaladas, advirtiéndose en la mayoría de los casos detalles que para la mayoría pasan inadvertidos, como puede ser un vidrio enterrado en el jardín, papeles amontonados en un rincón o una mancha de pintura fosforescente, entre otras.
Lo cierto es que la precaución y previsión propia y de la familia como así también la advertencia de los vecinos puede prevenirnos de este mal que ha alcanzado un alto índice dentro de los actos delictivos que a diario son denunciados.
Por otra parte el accionar policial debe poner énfasis en las rondas barriales y en otras formas de vigilancia que apunten a detectar la presencia de personas sospechosas en actitudes no convencionales.