El dato sobre la cantidad de reservas netas y de libre disponibilidad para hacer frente a eventuales corridas cambiarias es exigua si se lo compara con el plexo total del cronograma de las obligaciones que debe afrontar el país con los acreedores, ese dato indica que oscila en alrededor de los U$S20 mil millones. Este contexto preocupa en demasía a los actores del tráfico financiero, comercial y económico en general, porque, claramente el país está en una posición endeble, atento a que no constituye un cortafuegos potente ni suficiente en términos de cantidad de divisas líquidas dispuestas a venderse para sostener el actual apalancado nivel cambiario, al menos en lo que resta del año. A tal punto es menguada la marca de las reservas, que está hasta por debajo de la cantidad de dinero circulante (1 billón 300 mil pesos), es decir, que los U$S20.000 millones netos en reservas, (unos $800.000 millones), no alcanzan a cubrir la base monetaria como garantía de respaldo, si se divide una cifra sobre otra. Este panorama se complejiza y a la vez se abre a varias perspectivas que son merecedoras de un seguimiento ponderado, en razón, de la fase socio electoral nacional en la que ya ha entrado el país. En ese orden de parámetros, se observa, que el préstamo del FMI ya se está avizorando que no sería suficiente ante un recrudecimiento de la presión cambiaria, lo cual habla de la magnitud del problema, ya que en un año los U$S57.000 millones, no han logrado obtener la estabilidad del indicador cambiario y de solvencia del país.


El Gobierno argentino, como es obvio, no sólo tomó nota de esta delicada situación, sino que está abocado a seguir buscando apoyos que le financien una mayor necesidad de fondos en divisas para arrimar confianza a los mercados. En ese marco se sabe que la Casa Rosada y la Casa Blanca hubo contactos para que el presidente Trump, hiciera saber al FMI su posición a favor de que el Banco Central de la República Argentina quede finalmente autorizado a vender divisas del préstamo del FMI. Una vuelta de tuerca que no estaba para nada en los planes y directivas del FMI para Argentina, luego, de que se acordara el préstamo, ya que le prohibió en esa ocasión, que interviniera con ventas de divisas para contener el tipo de cambio, dejando exclusivamente esta tarea al Tesoro de la Nación, como modo de encumbrar la independencia del BCRA. Pero la situación ha llegado más lejos, porque la agenda común de ambos países ya prevé, la posibilidad cierta de que el propio EEUU otorgue un préstamo directo a la Argentina.


Esa vía de auxilio alternativa y excepcional. a la vez polémica, si no pasa por el Congreso sería en dos variantes; una primera senda consistiría en un préstamo directo del Tesoro de EEUU. Y el otro atajo sería un préstamo de la Reserva Federal con un techo de 20.000 millones de dólares. Todo esto ya lo sabe el mercado, y entiende, tal como lo clasificaría un lector moderadamente informado, que se trata de prácticas in extremis "en las últimas'' pues, tamaña cantidad de fondos en divisas que se buscan fuera del país, se explican por las estrategias fallidas acumuladas hasta hoy. Todo iría a contener el mercado cambiario a fin que no trepe a niveles superiores a los actuales, para evitar el impacto sobre el resto de las variables de la economía.


Las propias operaciones oficiales en busca de nuevas fuentes de divisas a título de puro endeudamiento que se ejecutan oficialmente, es leído como una consecuencia directa de la debilidad de la magnitud total neta de las reservas del país.


Por el Dr. Mario Luna y el Prof. Fabián Nuñez
Profesionales jachalleros.