Luego de soportar una crisis económica severa, Europa se ha convertido en destino de miles de inmigrantes que huyen de persecuciones, guerras y hambrunas, mientras la Unión Europea no sabe que hacer con casi 300.000 refugiados llegados desde enero pasado. Se trata de la peor crisis de desplazados desde la Segunda Guerra Mundial, sin que haya indicios de que se detenga.

Diferentes gobiernos han advertido que sin ayuda internacional será imposible regularizar y dar albergue a esta masa que requieren atención urgente. El drama se agudiza en momentos en que la UE busca neutralizar las amenazas terroristas, en atentados a medios de transporte.

Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), arriban diariamente unas 3000 personas desde Grecia o Macedonia, para alcanzar Hungría y el norte de la UE. El ritmo de estas llegadas supera las previsiones más pesimistas, en tanto la Unicef, el otro brazo humanitario, dice que al menos el 30% de los arribos en forma irregular por vía marítima son mujeres y niños, que han padecido violaciones y torturas por parte de traficantes durante las travesías.

El problema requiere una respuesta integral de los 28 miembros de la UE y de la solidaridad internacional, pero mientras no cese de la violencia armada en Siria -procedencia de la mayoría de refugiados-, ni recursos para ayudar a los países vecinos que acogen a 4,1 millones de refugiados sirios, las llegadas a Europa no van a disminuir. La actual ola migratoria proviene, por una parte, de Turquía y Líbano, con huida masiva desde la guerra civil que empezó en 2011.

El cuadro se agrava con el negocio infame de los traficantes, que exigen a los refugiados pagar el éxodo por etapas entre 400 y 500 euros la salida, luego 1.000 para cruzar el país de tránsito y otros 1.000 para trasladarlos en barco de Libia a Italia, por ejemplo. Tampoco existe un programa de distribución equitativa de refugiados en destino y algunos países ya los están resistiendo de manera represiva. Hungría ya reforzó su frontera sur con helicópteros, policía montada y perros, y considera enviar al Ejército para controlar la desbordante inmigración ilegal, no obstante las vallas de alambres de púas colocadas para que no puedan llegar al territorio europeo.

La solución política tampoco es fácil. Alemania y Francia piden un sistema de reparto de refugiados por cuotas, una idea que también apoya Austria, pero a la que se oponen los demás países.