Dentro de la historia de la aviación de nuestro país, la muerte del Teniente Aviador Militar Benjamín Matienzo López Alurralde, ocurrida hace 97 años, en un intento por cruzar la Cordillera de los Andes desde Argentina a Chile, está inscripta entre uno de los hechos más relevantes al tratarse de una aventura que terminó trágicamente y esconder, hasta ahora, un misterio jamás develado.
Transcurrían los primeros años del Siglo XX y la aviación empezaba a desarrollarse planteando a cada momento nuevos desafíos. Los primeros aviones comenzaban a tener la confiabilidad necesaria para emprender recorridos cada vez más extensos y ser utilizados con fines militares. En este marco, Benjamín Matienzo, el 28 de mayo de 1919, en compañía de los pilotos Pedro Zanni y Antonio Parodi, cada uno en su respectivos aviones, emprendieron desde el aeródromo de Los Tamarindos, el cruce de los Andes. Los fuertes vientos del oeste y algunos problemas mecánicos obligaron a los dos últimos a regresar, aunque Matienzo insistió en el objetivo y se internó, a 6.000 metros de altura, en uno de los pasos que, de acuerdo a lo previsto, lo llevarían a Chile. Quería ser el primer hombre en cruzar la cordillera en vuelo. Sería la última vez que se vería el Nieuport 28 de 165 HP, uno de los 300 aviones que habían sido construidos para la primera guerra mundial y uno de los dos traídos a la Argentina, que le fuera confiado al experto Matienzo para que lo volara.
Este piloto, calificado como intrépido y soñador, a quien se lo apodara el ‘Cóndor” o ‘El mártir de los Andes”, nació en la provincia de Tucumán el 9 de abril de 1891. Ingresó al Colegio Militar de la Nación el 9 de marzo de 1909 egresando con el grado de subteniente del arma de Ingenieros el 31 de diciembre de 1910. En 1916 ingresó a la Escuela de Aviación Militar y el 24 de marzo de 1917 obtuvo el título de Piloto Aviador Nº 111; el 12 de septiembre el de Aviador Militar Superior y el 24 de junio de 1918 el de Aviador Militar (Boletín Militar Nº 5058) como parte del 4º Curso de Aviadores de la Escuela de Aviación Militar. Posteriormente se trasladó a Mendoza donde pasó a prestar servicios en el Batallón Nro 5 de Ingenieros, ámbito en el que surgió la idea de cruzar por primera vez la cordillera en avión.
Hay que tener en cuenta las características del avión piloteado por Matienzo para entender el riesgo que representaba y las condiciones en la que debían volar para atravesar el macizo andino. Las crónicas de la época señalan que después de que la aeronave ingresó por uno de los pasos se perdió todo contacto y no se supo nada más. Los operativos de rescate no se pudieron hacer sino hasta pasado el invierno debido a las duras condiciones climáticas imperantes. Casi 6 meses después, el 18 de noviembre de 1919 los restos fueron encontrados a 17 kilómetros de la localidad de Las Cuevas a 4.000 metros de altura, en territorio argentino, entre los Cerros Tolosa y Moro, muy cerca del límite con Chile.
Matienzo tenía 28 años, era soltero y computaba entonces en su legajo 117,44 horas de vuelo con 328 aterrizajes. El avión fue hallado recién el 4 de febrero de 1950 sobre el cerro Real en el Valle hoy denominado Matienzo a 4.450 metros de altura. En los operativos participaron baqueanos y fuerzas militares de nuestro país y también de la República de Chile, solidarias en esta causa.
Dentro de lo que se considera todavía un misterio, las crónicas de los diarios de la época señalaban que ‘el cadáver de Matienzo fue encontrado como reclinado en una saliente de la roca con las piernas ligeramente encogidas y los brazos extendidos a ambos lados.”
También se señalaba que ‘el panorama era bastante ingrato. A pesar de haber nieve se podía sentir el hedor del cuerpo en descomposición… El grupo siguió observando que en el deteriorado dedo anular izquierdo se encontraba un anillo de oro con las iniciales BM que resaltaban de un fondo rojo. En el costado izquierdo del cuerpo se encontró un lápiz de color negro. El estado de las botas llamó mucho la atención, porque estaban peladas. Se supone que Matienzo había caminado un gran tramo desde la caída de su avión. A unos 20 metros del cadáver se encontró el casco, un pasamontañas y restos de vestimenta arrastrada por el viento.
Un hallazgo importante fue encontrar el revólver. De las 6 balas faltaban dos. Esto desconcertó a los investigadores. Pudieron conjeturar que podría haberse suicidado por la situación insoportable que Matienzo enfrentó, pero esta hipótesis quedó totalmente descartada.

