Confundir es lo mismo que perturbar, desordenar, equivocar; y "confusión" se entiende como la acción de mezclar cosas distintas o barajar desordenadamente cosas que antes estaban ordenadas. Se confunde cuando se mezclan y desordenan significados. Si en el decir yo mezclo y desordeno sentidos, entonces confundo.
Osvaldo Dallera lista, en un manual de filosofía para secundaria, una serie de mecanismos que se utilizan para generar confusión. Destaco uno, el de anular límites entre diversos sentidos: como cuando se suprimen las diferencias entre lo bueno y lo malo en la ética o entre el buen y el mal gusto en la estética.
Si quiero confundir en el terreno moral basta que elimine el criterio que sirva para comportarse de determinada manera. Si quiero instalar la confusión en lo estético basta que elimine el criterio que sirve para distinguir lo bello de lo feo. Si quiero instalar la confusión en el terreno epistemológico basta con que elimine el criterio que sirve para distinguir lo verdadero de lo falso. Un "criterio", dice Dallera, es un elemento que sirve para separar, para distinguir, es una norma, un juicio de valor, una regla; es un "límite".
Entonces ¿por qué hay tanta violencia en la escuela?, simplemente porque se han suprimido ciertos "límites" que antes eran respetados. ¿Por qué hay malas relaciones entre padres e hijos? Porque se han erradicado algunos criterios que servían para saber cuál es el rol de cada uno. ¿Por qué ciertas imágenes de TV confunden? Porque se prescinde de ciertas pautas que orientan la distinción entre lo real y lo meramente televisivo.
Necesitamos límites, criterios, pautas entre los diversos sentidos; marcos para pensar y hacer las cosas. Y eso no quiere decir, que esos límites o criterios sean inamovibles. Podemos no estar conformes con ciertos marcos de pensamiento y acción; podemos cuestionarlos, reestructurar el pensamiento y reformular el sentido de las cosas. Pero aceptando que siempre hay que mantenerse dentro de cierto criterio o regla.
En cambio, cuando se prescinde totalmente de un marco de pensamiento y de acción, queda el ser humano propenso a pensar y hacer cualquier cosa, total ¡no importa!, no hay límites. Y eso es lo que parece suceder hoy, tiempo en al cual ya no somos tan "criteriosos", nos cuesta aceptar los límites y terminamos abandonando el concepto mismo de criterio.
