La personalidad que exhibe hoy la violencia es una respuesta a los estímulos del medio y a la interpretación de los mismos. La escuela es la caja de resonancia de la sociedad. Las carencias infantiles de afecto, atención, protección, son elementos para sentirse muchas veces subestimados por toda la sociedad. Ellos piensan: Si los que debían darnos amor, cariño, protección y seguridad, no me la dieron, entonces, no me considero valioso. Esta es la primera generadora de violencia. A los alumnos se les enseña valores que se deben exhibir como padres, ayudándolos a tener una alta autoestima, respeto, solidaridad, empatía. Un recurso muy valioso es la mediación. Este tema es muy trabajado por los Gabinetes Técnicos Interdisciplinarios del Ministerio de Educación con entrega de material y jornadas de capacitación a los docentes a fin de instrumentar en cada institución. En todo tiempo histórico los adultos tienen un trabajo en común, el recibir a las nuevas generaciones, hacerles un lugar, de tal modo que no sea simplemente una imposición, sino una proposición, una invitación a formar parte de una historia, la que será recreada por los que son invitados.

La mediación transforma el conflicto en potenciar la cultura de la paz.

En este pensar, sentir, actuar distinto se proponen nueva figuras mediadoras y nuevos modos de educar. Si se pone énfasis en las relaciones, las mediaciones y sus figuras, es por allí donde se abre un espacio intermedio que reúna a los sujetos y les habilite un lugar. En educación se trabaja entre seres humanos, se generan acciones, para que desde ellos, y en cada uno se produzcan transformaciones. Generalmente, no se concibe la mediación como el trabajo para llegar a un buen arreglo entre dos que están en disputa o el que calma los reclamos y las diferencias. Las mediaciones educativas suponen generación de condiciones requeridas para que alguien enseñe y otros aprendan. Trabajar en torno a las mediaciones es hacer lugar a los cambios, generar condiciones a fin de sostener las trayectorias de sus alumnos, supone convocarlos personalmente, entrevistas individuales y grupales, en espacios de trabajo escolar. Crear condiciones, implica, mostrar posibilidades, destrabar procesos, crear alternativas, mover dimensiones muy rígidas de la escuela que obstaculizar procesos de enseñar y aprender. Sólo una autoridad pedagógica abierta al alumno, sostenida en la escucha, atenta a las singularidades, puede generar lo distinto y diferente. El docente que relata su trabajo, lo comprende como una mediación entre profesor, espacios curriculares, enseñanza y evaluación. Las mediaciones en la escuela implican tender lazos entre docentes, alumnos e institución.


Las normas son muy importantes en la mediación y no se negocian, a veces, hay ausencia de ellas. Se trabaja en contra de la violencia cuando se recrean las mediaciones necesarias para pensar los conflictos y la convivencia, no, como códigos disciplinarios que sólo fijan sanciones o castigo, sino como reflexión y construcción conjunta, incluyendo a los alumnos. La mediación transforma el conflicto en una oportunidad de potenciar la cultura de la paz y de la no violencia. Los argentinos nos debemos esta cultura de la paz, acuerdos y no violencia.