Uno de los aspectos de la "lengua en uso+ es la oralidad que se pueda abordar como portadora de variedades lingüísticas. La oralidad se considera como un código mediante el cual se pone en relación dos formas de habilidad lingüística, de hablar y escuchar, para código oral, leer y escribir, para el código escrito. Hoy, recientes investigaciones interpretan que la palabra escrita y la oralidad dependen una de la otra, y en lugar de ser opuestos se consideran como diferentes formas de experiencias lingüísticas. Actualmente la red socio familiar, no valora este extinguido y fuerte camino lingüístico. En el lenguaje existe el interjuego entre lo conocido, lo que se inventa, de tal modo, que cada uno, es capaz de construir con un lenguaje creciente, integrador y coherente con la realidad y nuevas formas que permiten un lenguaje enriquecido. Este macro de desarrollo comunicacional, hoy no contemplado en su verdadera dimensión, se ve invadido por un lenguaje de lo absurdo, degradante, chabacano y la reducción de vocablos y expresiones, que pierde la riqueza que posee nuestro idioma.

El docente no puede perder de vista de que los niños a través de la escuela (memoria auditiva) consigue asociaciones estimulantes y repeticiones entusiastas, las que constituyen aprendizajes sociales comunicacionales. La lengua materna, se constituye, indefectiblemente, en la base de lo conocido, que enriquecido y cuidado, determina las competencias lectoras y expresivas.


Dentro del marco del Plan Provincial de Actualización y Capacitación Docente del Ministerio de Educación de la Provincia, hace unos días llegó a San Juan, la Lic Silvana Tobalina, quien presentó "Bambi Lector+, proyecto innovador sobre la competencia lectora. Ello implica desarrollar capacidades que le permitan al lector abrirse a sí mismo. Son acciones encaminadas a comprender, interpretar, relacionar, reflexionar y usar diferentes tipos de textos. El alumno puede autoevaluar su desempeño para autogestionarse (metacognición). Así, el docente establece un plan de mejora personal y grupal.


Comunicarnos de manera correcta es una prioridad. Una de las habilidades más demandadas en el mercado laboral. Para lograrlo el primer paso consiste en aprovechar algo que se da naturalmente y que es difícil de contrarrestar: los alumnos naturalmente están hablando en forma permanente. Por lo tanto, se trata de la base de conversar en clase. En consecuencia, enseñar oralidad es ponerle una intención y guiar, la charla de los alumnos.


Puede ser importante una guía de discusión que contenga aspectos como: respetar las ideas del otro, estar dispuesto a cambiar de opinión, llegar a acuerdos de manera grupal o intentarlo. También se pueden crear roles para la discusión como "comentador'', "desafiante" y "juez" El primero ayuda a aclarar las ideas, el segundo, es el que cuestiona, busca debatir y agrega elementos de la conversación. El tercero, hace comentarios y preguntas sobre lo que dicen los participantes. Lo importante, es convertir el alumno en un lector competente. El reconocimiento de las diferencias entre el lenguaje oral y escrito, es fundamental para la planificación didáctica, la organización de las clases, donde se trabaja la lengua oral, la producción, la comprensión de géneros y estructuras textuales. Además es transversal a todas las disciplinas. Si el enunciado de un problema no se comprende, no podrá resolverlo.