La lucha por los derechos civiles y las reivindicaciones sociales, tiene un antes y un después desde el memorable discurso pronunciado por Martin Luther King, el líder del movimiento antiracista que no sólo cambió la historia de la segregación en los Estados Unidos sino se transformó en un símbolo que impulsó los cambios contra la discriminación social y por las libertades fundamentales en todo el mundo.
El miércoles último se conmemoró medio siglo del célebre mensaje "’I have a dream” ("’Tengo un sueño”), la histórica declaración que Luther King pronunció en la llamada "’Marcha en Washington”, una manifestación multitudinaria celebrada el 28 de agosto de 1963, para promover un cambio cultural y político en la sociedad estadounidense y ante la incomprensión de la mayoría blanca frente a la población de color.
La Marcha en Washington fue la respuesta del "’verano del descontento negro”, según expresión de King, que comenzó tres meses antes con una brutal represión a una manifestación pacífica convocada en Birmingham, Alabama, en demanda de los derechos civiles. Tras el enérgico mensaje del sueño negro frente al monumento a Lincoln, la mayoría blanca empezó a darse cuenta de que los negros ya no tolerarían el estatus quo en que estaban marginados.
Otro factor para la aceleración del movimiento reivindicatorio fue la creciente condena mundial a los EEUU por los hechos de racismo, lo que llevó, un año después, a la aprobación de la Ley de los Derechos Civiles, y en 1965 a la Ley del Derecho al Voto. Martin Luther King fue asesinado en 1968, pero los movimientos sociales sustentados en su mensaje convocante impulsaron el movimiento estudiantil de los 60 contra la guerra de Vietnam, el resurgir del feminismo y la igualdad de los sexos, entre otros.
El "’I have a dream” fue una bandera de lucha contra el "’apartheid” en Sudáfrica, coronó el muro de Berlín y el levantado por Israel en Cisjordania, y llenó de pancartas a la plaza de Tiananmen, en China en 1989.
El mensaje universal del líder negro ha estado presente prácticamente en todas las luchas por la libertad y los derechos humanos en el mundo y se lo considera como uno de los mejores discursos pronunciados en el siglo XX, por las repercusiones sociales que propiciaron drásticos cambios políticos en procura de la igualdad y la fraternidad de los pueblos, sin discriminaciones ni marginaciones ignominiosas.
