México -con Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Canadá y Estados Unidos- logró derrotar una propuesta de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua para despojar a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA de casi todos sus fondos y de reducir al máximo sus poderes. La comisión ha sido un dolor de cabeza para los gobiernos que violan los derechos humanos y suprimen la libertad de prensa. Es lo mejor que tiene la OEA para exhibir, si no lo único.
Los países del ALBA, cuyos presidentes ya controlan todas los poderes del Estado y quieren aniquilar el último vestigio de pensamiento libre, "los medios”, mantienen una ofensiva diplomática para silenciar las dos agencias de la OEA. Afortunadamente, fracasaron. El grupo del ALBA -Ecuador actuó como vocero- quedó totalmente aislado en la sesión especial que terminó a la medianoche del viernes en Washington.
"Fue una victoria resonante de la Comisión, y una derrota importante para el ALBA”, me dijo José Miguel Vivanco, de Human Rights Watch de defensa de los derechos humanos. "Se hizo evidente que quedaron totalmente aislados, sin el apoyo que esperaban conseguir de otros países”. A último momento, cuando Ecuador y Bolivia amenazaron con retirarse de la Comisión, el bloque del ALBA logró insertar en el comunicado final una frase que le permitió evitar una humillación pública. Argentina rescató a esos países introduciendo una frase que autoriza a la OEA a que vuelva a tratar el tema en un futuro indefinido.
Para mi sorpresa, el gobierno del presidente mexicano Enrique Peña Nieto -cuyo Partido Revolucionario Institucional, PRI, tradicionalmente ha defendido a Cuba y otras dictaduras de izquierda- salió a la defensa de los derechos humanos y la libertad de prensa. En la reunión de la OEA, el canciller mexicano José Antonio Meade dio su apoyo incondicional a la Comisión y a la oficina de la Relatoría. Debido a su tamaño y su peso político, México era esencial para contrarrestar los esfuerzos de Brasil, que buscaba un consenso a cualquier costo, incluso al precio de quitarle poderes a la Comisión.
Llamé al ex canciller mexicano Jorge Castañeda, quien apoyó las causas de los derechos humanos entre 2000 y 2003, y le pregunté si Peña Nieto está cambiando para mejor la tradicional política exterior del PRI. "No, en absoluto”, dijo, lo de la OEA fue una excepción, es muy bueno, y porque el presidente y el secretario técnico de la Comisión son mexicanos”. Pero, según Castañeda, Peña Nieto sigue las viejas prácticas de PRI de solidarizarse con gobiernos autoritarios.
Pero hay que darle crédito a Peña Nieto y a México por haber adoptado la posición correcta en esta oportunidad. En parte gracias a México, los demagogos que gobiernan Venezuela, Ecuador y otro países del ALBA quedaron aislados y fueron derrotados en su intento de silenciar las últimas voces críticas en sus países, y a las instituciones claves que defienden los derechos humanos y la libertad de expresión en la región.