El primaveral domingo 20 de noviembre de 1921 el gobernador de San Juan, Dr. Amable T. Jones, decidió compartirlo en Pocito, acompañado de conocidos políticos y amigos ocasionales junto con la parentela lugareña.

En un automóvil Stoddart Dayton modelo 18, patente Nº 111, conducido por Leonardo Heard, se ubicaron el secretario Humberto Bianchi, el industrial Juan Meglioli, el cortista Dr Luis J. Colombo y el propio gobernador Jones. Ya por calle Aberastain y sobre las 13 horas, se detiene en la casa del Comisionado municipal de Pocito, su primo Manuel B. Agüero, frente sur de la actual escuela José Rudecindo Rojo, de cuyas aulas había sido alumno pocos años antes y en donde, sin descender del vehículo, mantiene un cordial diálogo con el pariente y los vecinos José M. Bustos y Arturo J. Santi. Pronto a reiniciar la marcha hasta la calle Nueva, punto final del viaje, aparece un grupo de personas armadas desde las casas vecinas de Vicente Miranda Jámenson y la familia Pacheco, dirigiendo un violento tiroteo centrado en el automóvil. La balacera culmina con el estallido de una bomba casera y la muerte en el instante de Meglioli y el Gobernador. Es herido gravemente un niño de los muchos que curioseaban y el cadáver del Dr. Jones es profanado por los criminales, todo lo cual compone una desmenuzable historia infamante.

Amable Trifón Jones Bazán había nacido en Pocito el 3 de julio de 1867 -esquina noroeste de calle del Arenal, ahora Vidart y Catorce- hijo de Juan Fabián Jones y Jesús Bazán Becerra y registrado en Trinidad. Cursó hasta 3º grado en la escuela José R. Rojo, cuando ésta funcionaba en una casa de familia cercana. Pronto se traslada a la capital (Aberastain casi Brasil) para concluir la primaria, luego el bachillerato en el Colegio Nacional, para seguir la carrera de medicina en la UBA. Se gradúa en 1892 y se especializa en psiquiatría, toda una rareza para la época, siguiendo cursos avanzados en París. Regresa, y ya radicado en Buenos Aires, se casa y forma una familia, diluyéndose el vínculo personal y social con su provincia.

Es ya un médico distinguido y destacado, fundador del Hospicio de las Mercedes -junto a Ramos Mejía-, jefe de laboratorio de Clínica Psiquiátrica, creador y primer profesor titular de la Cátedra de Psiquiatría de la UBA. Investiga además la patología celular de los centros nerviosos, anatómicos e histológicos. Vuelve a París para presentar sus trabajos y elevar sus conocimientos por medio del cotejo en la Sociedad Científica francesa, que le concede el título honoris causa como miembro titular de la misma y reside allí con posterioridad durante varios años. Para el Centenario ya está de regreso, y ejerce su especialidad en Buenos Aires.

Simpatiza con el radicalismo pero no se compromete en la acción, hasta que el presidente Yrigoyen determina un vuelco absoluto en su vida cuando le pide hacerse cargo del gobierno de su San Juan natal, donde para la sociedad y el medio político de entonces era un desconocido.

Jones, resistido, atacado y solo, no atina el rumbo, y desorientado en una labor compleja y extraña a su condición, avasalla poderes, derechos civiles e institucionales, hasta generar situaciones irritables. Las pasiones políticas se exacerban y la acechanza será tragedia en su Rinconada ancestral…

Donde hoy está la casa perlada que hizo construir en 1953 Onofre Monserrat Pérez, frente a la escuela y poco al Sur de calle 14 por Aberastain, vivía su primo hermano Manuel Bernardo Agüero, soltero y de 63 años. Al lado Sur estaba el boliche con billar de Miranda Jámenson -quedan aún ruinas del local- y enfrente las casas de Nahuel Pacheco y de Rosaura Rivera de Guerra. Frente a la calle Nueva, poco más al sur sobre la misma Aberastain vivía su otro primo, Victoriano Agüero, en el lugar comprometido para el almuerzo de ese día. En la misma esquina, cruzando la calle, funcionaba la subcomisaría con Diógenes Sancasani a su cargo, quien luego del hecho delictivo es incriminado junto con el personal a su cargo y al momento todos detenidos y sustituidos.

En el criminoso suceso participaron al menos 15 hombres, algunos bien afincados y conocidos por su ideología partidaria, quienes fueron detenidos y procesados junto a un centenar de personas. Catorce meses después fueron todos amnistiados por el régimen radical cantonista, ahora gobernante, instigador directo solapado del hecho delictual, iniciando así la provincia una excitable y convulsiva reacomodación política. En el lugar del alevoso crimen fue colocada una placa de bronce el 22 de noviembre de 1922. Bien poco duró, dadas las cambiantes y enconadas pasiones humanas y políticas. Nunca más hubo recordatorio alguno, a excepción de una escondida callecita barrial departamental que lo recuerda y una escuela pública que lleva su nombre.

(*) Historiador, escritor.