La mayor sorpresa política, a fines de 2010, fue la resurrección de los presidentes Barack Obama y de Cristina Fernández de Kirchner cuando muchos los daban por muertos tras meses de logros escasos. Un par de aciertos les bastó a ambos para modificar la percepción del público y elevar sus magros índices de popularidad.

La muerte y sus connotaciones también jugaron un papel clave en la alteración de la popularidad de varios mandatarios que -además de llevarse a tres ex presidentes, el argentino Néstor Kirchner, el venezolano Carlos Andrés Pérez y el dominicano Salvador Blanco- quedaron registradas en frases curiosas. El ecuatoriano Rafael Correa se consolidó con 73% de aprobación con su "mátenme si les da la gana'' mostrando el pecho a los policías sublevados. El colombiano Juan Manuel Santos no tuvo mejor comienzo con "esta es mi bienvenida a las FARC'', después de que la Fuerza Aérea abatiera al jefe guerrillero "Mono Jojoy''. La flamante mandataria brasileña Dilma Rouseff, aseguró su pasaje a la Presidencia tras aseverar que como guerrillera "nunca disparó un tiro''; mientras el chileno Sebastián Piñera se afirmó en el cargo, convencido de que "los encontraremos vivos'' a los mineros del "Campamento Esperanza''.

Más allá de las frases, la resucitación política fue para Obama, tras una derrota furibunda en las elecciones legislativas de noviembre que dejó su popularidad desmoronada y a los Demócratas en minoría en la Cámara de Diputados. En junio, una encuesta de Wall Street Journal mostraba a Obama con un 45% de aprobación, golpeado por el derrame de petróleo en el Golfo, la crisis migratoria expandida por la ley antiinmigrante de Arizona y el altísimo desempleo. Meses después, Gallup reveló otro descenso por apoyar la construcción de una mezquita a dos cuadras de donde fueron derribadas las Torres Gemelas.

Sin embargo, Obama tuvo en después logros impresionantes. Rebajó los impuestos a la clase media, eliminó la ley que discriminaba a los militares homosexuales y consiguió que el Congreso aceptara renegociar con Rusia un tratado para limitar ojivas nucleares. Pero hay grandes escollos a sortear para la reelección de 2012: la economía y recuperar la fuerza electoral hispana que lo castiga en las urnas por no legalizar a más de 11 millones de indocumentados.

En Argentina, Cristina de Kirchner también es otra personalidad política después de la muerte de su esposo. Si bien habrá que ver cómo influirán los recientes hechos de violencia en Buenos Aires, lo cierto es que mediante anuncios sorpresivos de renegociación de deuda con el Club de París, la intención de voto a su favor superó con creces a sus rivales con un 44% camino a las elecciones de octubre. Las simpatías por su duelo habrían influido en favor de su popularidad, que había tocado fondo con 23% a causa de acusaciones de enriquecimiento ilícito contra ella y su difunto marido.

La buena imagen no siempre está atada a los hechos y frutos. De ahí el contraste entre la pobre imagen del peruano Alan García y la exitosa economía que construyó en el último lustro; o la del mexicano Felipe Calderón, cuyos logros son opacados por los muertos que provoca el crimen organizado. Y a veces requiere prudencia, como se le aconseja al brasileño Lula da Silva, que con 87% de aprobación al terminar su mandato, debería observar cómo se le desmoronó la altísima popularidad al colombiano Alvaro Uribe, tras complicaciones judiciales.

"EN ESTE 2011, con elecciones presidenciales en Perú, Argentina, Guatemala y Nicaragua, habrá más oportunidades de ver cómo mueren y resucitan políticos con funestos índices de popularidad.''