Daniel Balmaceda, periodista, miembro de la Sociedad Argentina de Historiadores, columnista de Historia Argentina en medios radiales y televisivos es autor de gran número de obras, basadas en una importante bibliografía. En ellas nos presenta hechos históricos, desde otra dimensión, con anécdotas pintorescas, que nos muestran cómo fueron aquellos hechos de nuestra historia, muchos más humanos de lo que solemos imaginar. A continuación transcribo un fragmento del Capítulo "Entre soltero y enamorado” que dice:

"Con una panza de nueve lunas, Paula había ido a visitar a una amiga que vivía en las afueras de la ciudad. Allí comenzaron las contracciones, le avisaron al marido que galopó a buscarla. A falta de otro tipo de vehículo, no hubo más remedio que subir a la mujer en las ancas del caballo y emprender al paso el regreso a la ciudad. Tuvieron que detenerse muchas veces porque Paula no aguantaba el dolor. Entonces hacían un alto y la embarazada se colocaba en cuclillas para resistir, una vez que paraban las contracciones, volvía a las ancas del caballo y reiniciaban el trayecto. Quiroga Sarmiento ordenó a sus hijas, que se adelantaran para hacer los preparativos en la casa y convocar a la partera.

El hijo de Paula y José Clemente estuvo a punto de nacer en las ancas del caballo. Sin embargo, la madre aguantó como pudo y no bien entró a su cuarto, en la punta de la cama, dio a luz el varoncito. Su llanto se anticipó a la llegada de la partera. Era la tarde del 14 de febrero de 1811. Al día siguiente lo bautizaron. ¿Cómo lo llamaron? Por haber nacido el 14, día de San Valentín (patrono de los enamorados) y ser bautizado el 15, día de San Faustino (patrono de los solteros), recibió los nombres de Faustino Valentín. Sin embargo, en su casa comenzaron a llamarlo Domingo. Por otra parte, el Quiroga nunca lo usó. De esta manera Faustino Valentín Quiroga Sarmiento terminó siendo Domingo Faustino Sarmiento.