De pronto quedó flotando en el aire ese "todo'' anhelante poblado por legisladores e intendentes oficialistas con pretensiones de ocupar el sillón sarmientino, tema soslayado en sus esencias cuando el agua al hielo desparramaba la noticia de una posible enmienda constitucional. A pesar del poco asidero en su momento, la novedad generó cierto desconcierto y algunas molestias que se trataron en ámbitos muy reservados del propio oficialismo. Justo es reconocerlo, pero ha costado digerirlo a quienes les cayó el sayo -no más de dos o tres-, que se quedaron con el traje a medio hacer, a pesar de las recomendaciones del ingeniero de no apresurarse cuando insistía con su clásico slogan "no nos almorcemos la cena''. Más allá de las muecas, gestos, seños fruncidos y de algunos trascendidos que se filtraron por los poros de remendadas paredes, quedó claro que la insinuación tronó a directiva de inmediato acatamiento en las huestes militantes que no lo pensaron dos veces, generando debates internos y análisis positivos que fundaron la necesidad de otorgar otro período al "Flaco'' apelativo de mando militante- cuyo título adquiere relevante dimensión al momento del acatamiento, porque alcanza gravitación superlativa en ese ruedo donde supera al otorgado por el agua bautismal. Consecuentemente, ese "todo'' anhelante cambió el discurso y con sutileza de principista se puso también al pie para no desentonar groseramente con la militancia. Por supuesto, siempre algún resabio de la estructura partidaria suele pertrecharse para probar fuerzas, pero la lectura indica que oponerse internamente a la reelección gubernamental en danza es un desgaste inútil, porque la misma ha caído por propio peso.

Desvanecidos agoreros de adentro -siempre los hay-, comenzaron a perder la voz asfixiados en medio del sándwiches. En esa instancia que se superó a sí mismo, el oficialismo tanteó el consenso provincial que le dio positivo. Un viejo refrán que por la ola se ha transformado en slogan sigue rezando: "No por mucho madrugar se amanece más temprano'' y el hacedor de esta historia, previsor y de buen tino, acostumbrado a primeriar con el as en la mano, se tomó su tiempo trasvolando la mira en la realidad política nacional donde se cuecen habas a elevadas temperaturas, pero que marcan hora y medida al buen olfato político. El eminente gobernador ha visto madurar la breva y puede definir su posicionamiento. El sarcasmo en la mano de la pluma puede resultar la ironía perfecta. Sin embargo, lo que no es sarcasmo ni ironía es el hecho probable que forma parte de otro "todo'' puesto en acto en toda la dimensión donde fluye la materia gris del entorno sanjuanino, porque de su estudio meticuloso surgió una lógica ajustada a derecho en el marco constitucional: "es dable propiciar un tercer mandato''. Queda claro que ya no hay tiempo para oponerse, sólo existe la posibilidad de la crítica que no hace mella cuando el pan está a punto de entrar al horno. Los tiempos lo permiten y según hacedores de la criatura el bienestar de la provincia está más allá del capricho o anhelo partidario.

El trascendido que fue quimera en el mes de setiembre, llamando la atención de propios y extraños, hoy es parte de una realidad tangible que no sorprende a nadie. Para pocos, quizás los más entendidos que aspiran asirse a otro esquema, siguen confiando plenamente en lo que denominan la bella chance hacia la fórmula presidencial. Lo que posiblemente ignoren esos pocos creyentes sea que el ingeniero prefiere ser gobernador de su provincia. Él sabe que las obras más grandes para San Juan vienen en camino y el tiempo de la hechura que pasó muy rápido, necesita una prórroga para otros alumbramientos. La alternativa que garantice esa proyección tiene la mira en el Túnel de Agua Negra, el Corredor Bioceánico, afianzamiento de la seguridad y la educación, la reforma de la morosa y obsoleta administración pública, la mirada compasiva al agro y el mejoramiento del salario, entre otras cosas. Sus allegados piensan que si las encuestas dan crédito a la enmienda en la cambiante realidad, la necesidad política debe superar la traba legal.

Quienes conocen por dentro los vericuetos de la Casa Rosada y los entretelones de la Residencia de Olivos, saben que don José Luis no ha perdido su posicionamiento en el orden nacional, sino todo lo contrario, ha alcanzado una de las más elevadas consideraciones junto a otros destacados políticos del interior. Sigue siendo hombre de consulta en los altos niveles de conducción del Estado y en los últimos tiempos gozó, además, de la confianza y preferencia del matrimonio Kirchner. Es considerado presidenciable como el que más y aún no está dicha la última palabra en la reducida fórmula presidencial que sólo admite a dos de sus cuarenta millones.

A los partos difíciles hay que ayudarlos con inteligencia. Las puntadas no se dan sin hilo en la huella que teje la estrategia de la alta política.