Luego de la violenta pueblada que se adueñó de Baradero, en la provincia de Buenos Aires, tras la muerte de dos adolescentes, la polémica derivada por la ausencia del casco o el mal uso de esta protección en conductores de motos y ciclomotores volvió a ocupar un lugar central en la opinión pública.
Lo cierto es que en materia de seguridad vial, según advierte la asociación civil Luchemos por la Vida, los motociclistas representan el grupo más vulnerable ante la eventualidad de un accidente. Si bien la tendencia a utilizar el casco se incrementó un 40% sobre finales de 2008, por el fortalecimiento de los controles viales nacionales, su uso en el país resulta actualmente desigual al comparar cifras entre la ciudad de Buenos Aires y el resto de las provincias.
El uso del casco en la mayoría de las ciudades y pueblos del interior roza el 10%, mientras que en la Capital Federal el número asciende a un 74 por ciento. Pero el panorama se torna todavía más complejo cuando se conocen las cifras referidas a la siniestralidad, ya que uno de cada cuatro lesionados en accidentes viales corresponde a conductores de motocicletas. Hay estudios que demuestran que a igualdad de velocidades de impacto sobre la motocicleta se registran aproximadamente 7 veces más lesiones que con un auto. Si hubiese buenas conductas y respeto por las normas elementales de circulación y se hiciera uso del casco, posiblemente su participación en accidentes no sería tan elevada.
Pero hay otro dato que alimenta la preocupación y despierta la necesidad de promover campañas de concientización por parte de los responsables de seguridad vial, y es el incremento significativo que registró el parque automotor de motos y ciclomotores en los últimos cinco años. En 2003 comenzó el auge de la venta de motos: se vendieron 11.816 unidades. Entre 2008 y 2009 fueron 871.341, según la Cámara de Importadores, Fabricantes y Exportadores de Motovehículos. Cerca de tres millones de motos circulan en el país. A nivel nacional hay un atraso en la norma que obliga a vender la moto con su correspondiente casco, y el control para que los empleadores de quienes usan las motos de delivery, se obliguen a contratar motos en regla y brindar los elementos de trabajo: casco y chalecos refractarios a sus empleados.
La exigencia del cumplimiento de normas elementales de seguridad vial no es para complicar la vida de nadie sino para defenderla y salvarla.